A LA CONQUISTA DE ÁFRICA
¿Cómo quedó el reparto de África tras la conferencia de Berlín? ¿Qué países se beneficiaron de ella? ¿Fue un reparto amistoso o hubo conflictos?
En las dos anteriores entradas recorrimos el siglo XIX africano y vimos cómo los europeos se interesaron en el continente. Sus deseos provocaron pugnas por control de algunas zonas surgiendo como resultado la conferencia de Berlín entre 1884 y 1885. En la misma, se acordaron algunos principios básicos para proceder al reparto del territorio dando carta blanca a la ocupación definitiva de África. ¿Qué nos queda por ver? En esta entrada cerraremos de momento nuestro periplo por la colonización de África tratando lo siguiente:
- Los hechos posteriores a la conferencia de Berlín
- El reparto de África hasta la primera guerra mundial
- Guerras y pugnas entre naciones derivadas del reparto
- El reparto visto por los africanos
EL CONCEPTO DE OCUPACIÓN EFECTIVA
Durante gran parte del siglo XIX, los principales actores en África fueron los británicos y los franceses. Pero a partir de la entrada de Alemania y la aparición del Congo, las reglas del juego cambiaron. Y es por esto que en Berlín se llegó al acuerdo de que para reivindicar la posesión de un territorio en Africa era necesario realizar antes una ocupación efectiva del mismo. Es decir, ya no valía únicamente con tener puestos en la costa, había que ocuparlo y notificarlo a los demás países.
Esto dio lugar a situaciones curiosas. Por ejemplo, británicos y galos ocuparon territorios sobre los que ya llevaban décadas ejerciendo influencia. Pero también ocuparon otras zonas sobre las que no tenían ningún interés. ¿Por qué? Por el hecho de que no se le adelantase nadie, o para utilizarlas como moneda de cambio con otras potencias. Queda patente que el suelo africano era el tablero de juego del rompecabezas de europeo.
Pasemos a tratar aquellas zonas que no estaban del todo definidas tras la conferencia y que requirieron nuevos acuerdos.
EL REPARTO EN EL OESTE AFRICANO
Pese al reparto de influencias en la conferencia, todos sabían que la competencia era alta y que si no se daban prisa, perderían el control de grandes zonas de terreno.
Pero hay un detalle muy curioso. Las potencias no se estuvieron quietas ni en los meses previos ni durante la conferencia. Mientras daban una imagen respetable en Berlín, realizaban diversas incursiones en suelo africano. El objetivo era adelantarse al acta de la conferencia y a poder ocupar terrenos que luego defender en la misma.
Y curiosamente, la nación que más se destacó en esto era la última en sumarse a la fiesta; Alemania. Los germanos aprovecharon para hincar el diente donde podían, haciéndolo primero en zona de influencia británica y francesa. Así, se adelantaron a los británicos en Togo y Camerún. Los británicos respondieron asentándose en la cuenca del Níger, algo que defenderían con uñas y dientes en la conferencia de Berlín. Finalmente, germanos y británicos firmarían un acuerdo en 1885 para repartirse la influencia en la región. Así, Gran Bretaña se aseguró el control de Nigeria y Ghana.
EL GRAN SUEÑO FRANCÉS EN ÁFRICA
Si los británicos pensaban construir un imperio que uniera el extremo norte con el sur del continente, los franceses soñaban con uno de oeste a este de África. Es decir, entre Senegal y la Somalia francesa (Yibuti). Si bien en el oeste su presencia era firme, competían con los británicos por el control del bajo Níger.
Los galos hicieron todo lo posible por expulsar a los británicos, pero en muchas regiones no podían competir comercialmente contra ellos. La respuesta francesa fue abrir un nuevo frente de expansión en Gabón conectando los territorios centroafricanos con su avance desde el oeste. Lamentablemente, el apoyo alemán a los británicos en la cuenca del Níger evitó que los galos tuvieran que olvidarse de la zona de Nigeria y Ghana.
Y aquí es donde los franceses hicieron un esfuerzo por adentrarse en Sudán y adquirir ese territorio. Como os podéis imaginar esto chocaba frontalmente con los británicos. ¿Cuál era la situación en Sudán? El estado estaba en manos de un grupo heredero del Mahdi, un líder religioso musulmán que había conseguido establecer un estado. Los británicos, pese a permitir la existencia del estado, lo consideraban como suyo, de ahí que no quisieran ver a los galos. Francia en cambio, lo consideraba abierto para el primero que llegase a dominarlo.
EL INCIDENTE DE FACHODA
Así que la situación pintaba mal y más cuando varias expediciones francesas y británicas salieron para la zona. Los británicos derrotaron primero a los mahdistas en la batalla de Omdurmán (1898) y posteriormente salieron al encuentro galo. Los franceses se encontraban en Fachoda, junto al Nilo blanco en la actual Sudán del Sur.
Los británicos conminaron a los galos a marcharse y pronto el asunto acabó adquiriendo un cariz diplomático. O se llegaba a un acuerdo o era posible que el incidente de Fachoda acabase en guerra. Las noticias en Europa provocaron un revuelo y un auge de los asuntos imperialistas. Había mucho en juego en cuanto a prestigio.
Los británicos no podían tolerar la presencia francesa y se mantuvieron firmes. Los galos, en cambio, sabían que su posición en la zona era más débil que la británica y que el control de los mares favorecía a éstos. Además, en el caso de una guerra contra Alemania, era mejor tener a Gran Bretaña de buenas.
Así que finalmente, los franceses acabaron cediendo, renunciando a su sueño de unos dominios que abarcasen África de oeste a este.
ÁFRICA ORIENTAL
El golpe estratégico más duro a los británicos fue con la pérdida de la zona de Tanzania por los alemanes. Esto impedía establecer una conexión británica norte sur a través de todo el continente africano. Lo más curioso de todo, fue en la forma en la que los británicos se enteraron. Los mismos llevaban más de una década controlando la zona de Zanzíbar, pero en 1884, los alemanes firmaron acuerdos secretos con los jefes locales. Estos acuerdos llegarían a Alemania durante la conferencia de Berlín. Bismarck los mantuvo en secreto y un día después de terminar la misma, cuando los diplomáticos volvían a sus países, los sacó a la luz.
La noticia pilló por sorpresa a Europa, pero demostró que eran necesarios nuevos acuerdos y cuanto antes. Y para colmo de males, los franceses se habían adelantado a los británicos en Madagascar. Allí, los galos crearían un protectorado que acabó con la influencia comercial británica.
Al final, las tres potencias sabían que tenían que llegar a un acuerdo o la situación podría degenerar en un conflicto. En muchos de estos acuerdos, los británicos, a cambio de ceder ante Alemania, obtuvieron su apoyo en sus pugnas con otras naciones, como Francia y Portugal. Finalmente, en una serie de acuerdos en 1890, se fijaría la situación de África oriental:
A Francia se le reconocía la posesión de Madagascar. Ante el problema en Tanzania, británicos y alemanes se repartieron el terreno. Tanzania, Burundi y Ruanda serían alemanas, Uganda y Kenia británicas.
Pero hubo más. Si miráis un mapa de África, veréis que Namibia tiene un curioso brazo en su parte noreste, conocido como la franja de Caprivi (en honor al canciller alemán Leo von Caprivi). Esto fue una concesión británica a los germanos para que éstos pudiesen acceder al río Zambeze (río con salida al Océano indico). A cambio de esto y de la Isla de Heligoland frente a las costas alemanas en Europa, Alemania apoyó a Gran Bretaña contra Portugal en la zona. Y los portugueses, los más débiles, fueron los grandes perdedores. Es cierto que vieron sus territorios reconocidos, pero no pudieron conectar sus colonias de Mozambique y Angola, su principal objetivo. La misma, mediante presiones, pasaría a manos británicas, en lo que hoy son los estados de Zambia y Malawi.
SUDÁFRICA
El caso sudafricano fue especial y uno de los más duros. Aquí no combatieron las grandes potencias, sino los británicos contra los Bóers y otros pueblos africanos.
A lo largo del siglo XIX, Gran Bretaña había aumentado su presencia y presión en la zona, avanzando desde el sur desde la colonia de El Cabo y desde Natal en el este. Poco a poco fueron incrementando su territorio a base de vencer a pueblos como los zulúes y basutos. A cambio de permitir el establecimiento alemán en Namibia, ocuparon en 1885 territorios de la actual Botsuana. Mirando un mapa, uno se da cuenta de que las naciones Bóers, Orange y Transvaal, estaban siendo rodeadas. Pese a esto en la conocida como primera guerra Bóer (1880-1881), los británicos fueron derrotados, debiendo cambiar de estrategia.
Y aquí aparece Cecil Rhodes, un ambicioso agente británico que gracias a su British South Africa Company, ocuparía Botsuana, Malaui y Zambia y se lanzaría contra Zimbabue. Tras ocupar este último territorio, sería llamado Rhodesia en su honor, nombre que duró hasta bien entrado el siglo XX. Si os fijáis, la estrategia de Rhodes había conseguido rodear y completamente a las naciones Bóers.
Por ir al grano, los intereses británicos acabaron forzando una segunda guerra Bóer (1899-1902), la cual fue durísima. A Gran Bretaña le costó horrores doblegarlos, algo que conseguirían aplicando métodos no muy humanitarios. Finalmente, en 1902 los británicos se habían hecho con el control de toda Sudáfrica.
LOS ITALIANOS EN ÁFRICA
Italia también se lanzó a la aventura colonial pero lo hizo tarde y sin un objetivo claro. Aprovechando zonas que no estaban en disputa ocuparon Eritrea en 1883 y Somalia en 1889. Cuando buscaron incrementar su territorio a costa de Etiopía, se llevaron un batacazo. En 1896 serían derrotados, aunque hay que decir que a los etíopes les apoyaba Francia. La consecuencia de esta derrota fue el fin de sus actuaciones en el este de África. No lo volverían a intentar hasta los años 30 del siglo XX, ya bajo la dictadura de Mussolini.
Ya en el siglo XX, se fijaron en la última zona que los otomanos controlaban en el norte de África: Libia. Entre 1911 y 1912, en la conocida como guerra de Libia, los italianos se hicieron con el control de las regiones de Tripolitania y Cirenaica. Daría así por acabada su actividad colonial en la época.
ESPAÑA Y EL PROTECTORADO DE MARRUECOS
España jugó un papel muy secundario durante la colonización africana. En muchas ocasiones, sus movimientos se debieron a pugnas entre británicos y franceses. Esto demuestra la enorme debilidad de una España que iba a menos a lo largo del siglo XIX.
En el centro del continente, la conferencia de Berlín definió sus zonas en Guinea Ecuatorial, quedando como un puntito dentro de la inmensidad africana. Pero donde encontramos mayor actividad fue en el norte. Tras Berlín, los españoles comenzaron poco a poco a aumentar su influencia en lo que se conocería como el Sáhara español. Inicialmente lo hicieron creando diversos puestos en la costa y estableciendo diversos contactos con los pueblos de la zona.
LA CRISIS DE TÁNGER Y LA CONFERENCIA DE ALGECIRAS
Pero la tranquilidad en la zona se iba a ver interrumpida por Alemania. En 1905, los franceses presionaron al sultán marroquí para aceptar unas reformas que lo convertirían en un títere galo. Alemania, evitando el control francés de la entrada del Mediterráneo, decidió apoyar al sultán. Y en el mismo 1905, el Kaiser Guillermo II se plantó en Tánger causando revuelo en Francia y Gran Bretaña. Allí, abogaría por la independencia marroquí y la defensa de los intereses comerciales germanos. Ante el rechazo exterior, se decidió establecer una conferencia en 1906 en Algeciras, en España. En la misma, los alemanes no obtuvieron los apoyos necesarios y ante posible un escenario de guerra, acabaron reconociendo la influencia francesa en la zona.
LA SEGUNDA CRISIS DE MARRUECOS O CRISIS DE AGADIR
La conferencia de Algeciras no evitó que en 1911 estallase una nueva crisis en Marruecos entre germanos y franceses. La misma acabó con un reparto de territorios. A cambio de renunciar a sus intereses en Marruecos, los alemanes recibieron a cambio territorios en sus colonias de Camerún y Togo.
Finalmente, para cerrar el asunto marroquí, franceses y españoles se repartieron la zona en 1912. Surgía así el conocido como Protectorado español de Marruecos y una franja costera al sur, el Sáhara español. Un protectorado que traería enormes quebraderos de cabeza a España y donde se derramaría demasiada sangre.
¿Y LOS AFRICANOS? EL FIN DEL REPARTO
Tras todo lo explicado, el reparto de África quedaba completado. Hasta ahora hemos hablado de cómo los europeos pelearon por el territorio. Pero ¿y los africanos? Digamos que fueron meros observadores. En las cancillerías europeas se habían repartido sus territorios sin tenerlos en cuenta.
“ACUERDOS DIPLOMÁTICOS”
No se puede considerar por igual un tratado entre dos potencias europeas que entre una potencia y un pueblo africano. Y no se puede por la desigualdad con la que los mismos eran suscritos. En muchos casos, a cambio de ceder grandes zonas de terreno, obtenían únicamente unas vagas promesas o defensa ante otro pretendiente o conflicto. Pero la cosa iba más allá. Muchos tratados venían prefabricados desde la metrópoli, llevando copias que únicamente requerían incluir el nombre de la región. Los pueblos afectados, los cuales desconocían la lengua de los tratados, acababan normalmente firmando sin saber a lo que se habían comprometido. Y si no lo hacían, la cosa solía acabar mal.
Todo esto provocó más de un encontronazo con los pueblos africanos. Y he de señalar que muchos no se dejaron conquistar de buena gana. Salvo puntos muy concretos, la resistencia a la ocupación europea fue clara. Y para someter a los africanos, las naciones hubieron de desplegar contingentes militares y batallar a lo largo del continente. Como consecuencia de estas batallas y refriegas, morirían miles de personas y algunas zonas quedarían destruidas.
FRONTERAS ARTIFICIALES
El avance durante la colonización tuvo una particularidad que podemos seguir apreciando en la actualidad. Y me refiero a esas fronteras que en muchos casos son una serie de líneas rectas que parecen cortadas con un cuchillo.
Y esta distribución tuvo efectos indeseables. Por ejemplo, separar a pueblos que socialmente estaban muy unidos o juntar en un estado a etnias muy hostiles entre sí. Mientras Europa gestionaba las colonias, podía aplicar la ley del más fuerte. Pero cuando se marchó, al menos oficialmente, muchas rencillas salieron a la luz.
¿BENEFICIOS DE LA COLONIZACIÓN?
Pese al oscuro panorama trazado a lo largo de estas entradas, la colonización si trajo beneficios a algunas regiones, aunque de forma indirecta. Hay que señalar que muchas de las actuaciones fueron encaminadas a extraer los recursos que demandaba la industria europea, repercutiendo estas actividades de forma positiva en algunas regiones. Veamos:
- Para empezar, en algunas regiones trajo estabilidad al acabar con las guerras internas entre etnias.
- La construcción de nuevas infraestructuras como ferrocarriles y carreteras dio trabajo en la zona y generó riqueza. Aunque es cierto que las condiciones de trabajo no fueron muy benignas.
- Algunos países persiguieron y prohibieron la esclavitud, aunque esto llevó algunas décadas.
He de señalar que estos beneficios fueron dispares pero crearon una serie de instituciones de las cuales se aprovecharían muchos países tras la descolonización.
Y hasta aquí llegamos con esta serie. Espero que os hayan gustado y os dejo abajo más entradas que tratan asuntos del continente africano:
42- Historia del SAHEL
ÁFRICA y la CONFERENCIA DE BERLÍN
Los europeos y la COLONIZACIÓN de ÁFRICA
Tombuctú: La hazaña de René Caillié
El mundo y la ÚLTIMA GLACIACIÓN
21- El desembarco de Alhucemas
BIBLIOGRAFÍA
- Cuadernos de Historia 16 número 15: El reparto de África
- The Scramble For Africa And Its Legacy