COCINANDO UNA REVOLUCIÓN
Volvemos al mundo de la revolución francesa tratar los aspectos claves que la provocaron. En la anterior entrada nos centramos en la demografía y la sociedad gala previa al estallido revolucionario. En la presente trataremos la influencia de los ilustrados y haremos un resumen de los sucesos anteriores a julio de 1789. Vamos allá.
¿UNA REVOLUCIÓN DE ILUSTRADOS?
Voltaire, Montesquieu, Diderot, D’Alembert, Rousseau… son solo algunos de los ilustrados franceses más conocidos. A ellos se les atribuye el ser los teóricos de la revolución francesa al dar voz a las preocupaciones sociales de la época.
¿De qué se quejaban los ilustrados? Un primer foco lo encontramos en la iglesia, a la cual acusaban del atraso de la sociedad gala. Como alternativa pedían que la razón fuese el vehículo motor a la hora de analizar el mundo que les rodeaba. Esto podía tener efectos muy importantes en la ciencia. Así, su estudio y avance podría mejorar la producción y las condiciones de vida, o eso pensaban. Pero, y he aquí algo curioso, del mismo modo que atacaban a la iglesia, pedían la libertad de culto. Este dualismo resulta chocante y nos demuestra que en el fondo sentían la religión como algo necesario.
El segundo foco de críticas iba contra el absolutismo y los privilegios estamentales. Según su visión, sin libertad y derechos individuales, el progreso no podía tener lugar. Pero, ¿cómo podían criticar los privilegios estamentales cuando la mayoría de los ilustrados procedían de ellos? He aquí una curiosa paradoja. Una posible respuesta está en el inmovilismo y el estancamiento de las clases privilegiadas. Alejadas de los problemas mundanos, el complejo sistema feudal imperante frenaba cualquier intento de modernizar el país. Sumado a esto encontramos la influencia de las ideas de los nacientes Estados Unidos de América.
Pero un aspecto ligado al anterior y sobre el que se suele pasar de largo en la ilustración es el económico. Los ilustrados también querían mejoras económicas y para ello propusieron el modelo liberal de “Laissez-Faire” (dejar hacer). Esto era un ataque directo al sistema feudal de privilegios hereditarios. Y también sería un pilar del futuro capitalismo, lo que apunta a la naciente burguesía.
Pese a las críticas al sistema, ¿querían los ilustrados una revolución? Negativo, pues en el fondo se sentían cómodos con el régimen imperante. Y para entender esto hay que recordar su elevado origen social. Por lo tanto, querían cambios, y aunque estos chocasen con los cimientos de su estamento, no deseaban lo que acabó ocurriendo.
LA INFLUENCIA DE LOS ILUSTRADOS
¿Fueron los ilustrados la causa principal de la revolución francesa? No. Sería más justo señalar que fueron la expresión de una sociedad en transición. ¿Fueron sus escritos y proclamas seguidos con entusiasmo?
La respuesta es un sorprendente no, por dos razones. La primera es que una gran parte de la sociedad de la época no sabía ni leer ni escribir. Se estima que solo entre un 5 y 10% de la población podía hacer ambas cosas con soltura. Si no sabes leer, el único medio que te queda es que te lo cuenten y aquí chocamos con otro muro. La escasa educación que recibía la población solía venir de la iglesia, la cual, como podéis imaginar, solía oponerse a las ideas de la ilustración.
Pero hay otra razón y la encontramos en el precio de la literatura. Los libros ilustrados tenían un coste desorbitado. Por ejemplo, un volumen de la nueva enciclopedia podía costar el salario anual de un trabajador. Como consecuencia, el pueblo llano tenía un difícil acceso a la misma. Pero, y he aquí una curiosidad, algunos historiadores han mirado al tráfico de literatura “pirata” en la época. Si una persona se arriesgaba a comerciar con libros prohibidos o copias baratas, era porque había una demanda establecida y posibilidad de lucro. No se entendería de otra forma.
¿Cuáles eran las obras más demandadas? Aunque algunas sí eran ilustradas, la gran mayoría corresponden a pornografía. Y dentro de ella, un gran porcentaje trataba sobre las orgías y actos sexuales de los reyes, los nobles y el clero. Algunos historiadores han querido ver en la difusión de esta pornografía una gradual erosión del respeto a la monarquía, la nobleza y el clero.
Resumiendo, los ilustrados fueron el micrófono de una sociedad cambiante que empezaba a plantearse algunas ideas. No fueron la mecha de la revolución y se ha magnificado su influencia. En cambio, la burguesía tuvo un papel mucho más destacado. ¿No era ella la principal interesada en el cambio? ¿Por qué? Porque el sistema de privilegios imperante le impedía su ascenso social. Todo vuelve a apuntar a ella como la mano que cocinó la revolución.
DOS GUERRAS ANTES DE LA REVOLUCIÓN
Es imposible entender el estallido de la revolución francesa sin mirar a dos de los eventos más importantes a los que Francia hizo frente en la segunda mitad del siglo XVIII.
El primero de ellos fue la conocida como guerra de los 7 años (1756-1763), una debacle para el país galo. Tras la conocida como paz de París, tuvo que hacer frente a importantes concesiones territoriales frente a Gran Bretaña. Perdió ingentes cantidades de territorio en Canadá y los Estados Unidos, la India, algunas islas del Caribe y zonas de África. La deuda generada por la guerra y sus pérdidas hizo entrar en crisis a Francia. Se planteó la necesidad de reformas generales pero se chocó con la negativa de los estamentos privilegiados. Y la llegada al poder de Luis XVI en 1774 no mejoró la situación. Y es que Luis ha sido considerado como alguien mediocre, sin personalidad y que nunca fue preparado para gobernar. De esto se aprovecharon la nobleza y el clero para frenar los intentos de llevar a cabo necesarias reformas.
Pero el sentimiento revanchista de la guerra de los 7 años sería saciado años más tarde en la guerra de la Independencia de los EEUU (1775-1783). Francia, junto a España (cuya ayuda por cierto suele olvidarse), apoyaron a las trece colonias estadounidenses en rebeldía contra Gran Bretaña. El resultado lo sabemos todos. Gran Bretaña perdió y Francia pudo resarcirse. Pero a qué precio…
Si la economía estaba mal ante de la guerra, el ingente coste de la misma fue un hachazo al país. El conflicto costó el doble de lo que Francia generaba en un año. Como consecuencia, el país galo necesitaba más que nunca reformas y el apoyo de las clases privilegiadas. Pero esto no ocurriría. Ni impuestos especiales, ni reducción de privilegios, ni venta de cargos. En el fondo, el problema no era la liquidez, sino que el inmovilismo estamental impedía la aplicación de cualquier reforma a largo plazo.
Y esta situación se fue alargando hasta que el rey se vio obligado a convocar los conocidos como Estados Generales en mayo de 1789.
UNOS ESTADOS PREREVOLUCIONARIOS
Los Estados Generales consistían en una asamblea donde se reunían representantes de los tres estamentos para debatir sobre cómo mejorar el país. Estos estamentos eran el clero, la nobleza y los no privilegiados o tercer estado. La última vez que se había convocado fue en 1614, 175 años antes, lo que viene a indicar su carácter de urgencia y de peligro.
Y aquí empezó un juego de clases. La monarquía, viendo que no podía contar con todo el apoyo del clero y la nobleza, se acercó al tercer estado. El mismo le pidió al monarca doblar su representación y poder reunirse con los otros dos estados en la misma cámara. Hasta ese momento se reunía cada uno por separado, lo que anulaba su voz.
Pero la falta de claridad del monarca, ligado al doble juego con cada estamento, provocó una guerra interna. Por un lado, entre el tercer estado y los otros dos y por otro entre la monarquía y el resto. Comenzaron las acusaciones cruzadas, haciendo hincapié en la incompetencia de los ministros del monarca. En el fondo, quedó patente que la debilidad del rey era un factor a explotar.
Pero hubo un factor interesante. Luis XVI, con el fin de apaciguar a los tres estados, emitió un comunicado preguntando a los mismos que le enviasen sus quejas sobre la situación del momento. Así podría vislumbrar reformas y mejoras. ¿Cuál fue la consecuencia? La menos esperada por él. Hubo un repentino interés de la población por los temas políticos y sociales del país. Al ser esto novedoso, algunos lo interpretaron como una nueva muestra de la debilidad del rey, lo que ayudó al desprestigio general de la monarquía.
Y así llegamos a mayo de 1789. La composición de los asistentes a los estados generales era curiosa. Los estamentos privilegiados enviaron a personas del bajo clero y nobleza, lo que se interpreta como un desentendimiento por parte de las altas esferas. Por el lado no privilegiado, la mayoría de los elegidos eran burgueses con cierto renombre en sus lugares de origen.
Y los estados comenzaron mal. El rey no se decidía a aceptar la exigencia de que los tres estados se reuniesen juntos. Y sea casualidad o intencionado, el 20 de junio la sala reservada al tercer estado apareció cerrada. Los emisarios del tercer estado entendieron esto como una invitación a marcharse. ¿Cuál fue la consecuencia? Decidieron irse a otra sala y juraron no separarse bajo ningún concepto hasta que la constitución del reino estuviese establecida y consolidada. Aquí encontramos el primer estallido de la revolución francesa.
Al enterarse Luis XVI, intentó calmar los ánimos prometiendo reformas de compromiso, pero era demasiado tarde. La rebeldía de los burgueses fue pronto seguida incluso por miembros de los estamentos privilegiados y el rey tuvo que ceder.
ESTALLA PARÍS; COMIENZA LA REVOLUCIÓN FRANCESA
Mientras esto pasaba, en París se estaba cocinando algo muy gordo. Es cierto que ya por abril hubo grandes altercados sofocados por el ejército con grandes bajas, pero esta vez el descontento era mucho mayor. Un año antes, la cosecha había sido terrible y los precios se habían disparado, generándose una crisis de subsistencias. Las noticias de la “rebeldía” del tercer estado en la asamblea ilusionó al pueblo parisino. Pensaban que la asamblea los apoyaba en su lucha. Cuando se rumoreó que el ejército iba a acabar con la asamblea (sumado a multitud de otros rumores), París estalló en cólera. El día 13, comenzó la insurrección en la “Place de Grève”, lugar donde los trabajadores se reunían esperando encontrar trabajo .
En los días siguientes, se destruyeron 40 de las 44 aduanas de París. Aunque es probable que el objetivo fuese el dinero que allí se almacenase, esto también benefició a la burguesía. Y la benefició porque este ataque afectaba al comercio y sus limitaciones, algo que la lastraba.
Pero de todos los estallidos, el más famoso fue el de la Bastilla. En la búsqueda de pólvora y armas con las que atacar y defenderse, el pueblo parisino se fijó en la imponente prisión. El 14 de julio, 8.000 hombres armados la asaltaron y capturaron. Comenzaba así la revolución francesa y el mundo se precipitaba hacia la edad contemporánea.
¡Hasta la semana que viene!
LEE MÁS SOBRE LA REVOLUCIÓN FRANCESA
Revolución Francesa (X): Consecuencias
Revolución Francesa (IX): 1798-1799
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Revolución Francesa (VI): 1794
Revolución Francesa (V): 1793
Revolución Francesa (IV): 1791-1793
7- Luis XVI: Del absolutismo a la guillotina
Revolución Francesa (III): 1789-1791
Revolución Francesa (I): El camino a la revolución
BIBLIOGRAFÍA
- McPhee, Peter. The French Revolution. Melbourne University Publishing (2015)
- Curso MOOC de Coursera: The French Revolution
- Bolinaga, Íñigo. Breve historia de la Revolución Francesa. Nowtilus (2014)