TERMIDORIANOS Y DIRECTORES
Una semana más la revolución francesa es llamada a filas en el blog. La anterior entrada la dejamos justo en el momento en el que la guillotina acabó con uno de sus máximos exponentes, Robespierre. Pero aún quedaba mucha tela que cortar y la revolución iba a seguir su curso. Veamos qué ocurrió después:
LA REACCIÓN DE TERMIDOR
Si nos fijamos en los hechos que ocurrieron entre 1789 y 1794, el motor de la revolución francesa giró en torno a dos causas principales: La primera la lucha y defensa frente a los contrarrevolucionarios y la segunda las presiones internas sobre el camino que debía seguir la revolución.
Todo esto motivó la aparición del Terror y desembocó en una salvaje violencia a lo largo y ancho de Francia. Huyendo del terror, Los franceses pensaron que la muerte de Robespierre y sus allegados acabaría con esta época radical y traería una mayor estabilidad al país. Si bien es cierto que el periodo más inestable acabó, la situación estaba lejos de calmarse.
Al periodo justo posterior a la caída de Robespierre se le conoce como la reacción de Termidor. Termidor era el mes en el calendario revolucionario que coincidió con su caída, y termidoriano fue el término con el que se denominó a aquellos que sustituyeron en el poder a los jacobinos.
Las primeras medidas de los termidorianos se basaron en rebajar el estado de excepción del país y calmar el terror. Se disolvió el Comité de Seguridad Pública y muchos sospechosos fueron excarcelados. Meses después se cerró el club Jacobino y se promulgaron algunas medidas referentes a la educación y los límites en los precios de los alimentos. Además se reorganizó el tribunal revolucionario ligándolo exclusivamente a amenazas armadas a la seguridad de la nación.
Para justificar estas medidas, los termidorianos basaron sus argumentos en que la nación ya no corría peligro y en que los jacobinos habían establecido una tiranía que oprimía las libertades, la cual había que aplacar. La palabra libertad y sus manifestaciones se pusieron de moda de nuevo.
Pero si algo demuestra el carácter volátil de la situación, lo tenemos en la aparición del conocido como terror blanco (el blanco era el color de los borbones y englobaba tanto a monárquicos como a conservadores). ¿En qué consistió este terror?
Sencillamente en la venganza contra la represión de los jacobinos. Al perder estos poder y ser señalados, muchos aprovecharon para cobrarse venganza por el pasado. De nuevo la violencia se cobró más violencia en esta revolución.
DE NUEVO LOS SANS-CULOTTES
Pero todas estas medidas no fueron del agrado de la población. El fin del límite máximo en el precio de los alimentos llevó asociado una gran inflación que llegó en un momento en el que el país sufría de hambruna por una mala cosecha. Se cuenta que fueron muchos los franceses que murieron de hambre y esto motivó un levantamiento por parte de los Sans Culottes.
En abril y mayo de 1795, miles de ellos salieron a las calles a protestar pero la insurrección fue aplastada por la fuerza. Este fracaso acabaría con ellos. De nuevo, desde el estado, se programó una represión atroz con arrestos, deportaciones y muertes. Todo esto, sumado al terror blanco, demostró que aún quedaban muchas cuentas pendientes en el seno de la república.
Si uno se fija en estos hechos, claramente vislumbrará un cambio en el poder. Los nuevos dirigentes acabaron con todas aquellas fuerzas que podían hacerle sombra o hacer peligrar su gobierno. Éstos estaban englobados por supervivientes de los Girondinos, monárquicos y los conocidos como “La Plaine” o “Le Marais”, un grupo de moderados.
La reacción de los Sans Culottes en los meses de Germinal y Prairial fue la última gran insurrección popular ocurrida hasta 1830. Es cierto que en octubre de 1795 hubo otra encabezada por realistas para derrocar a los líderes termidorianos, pero fracasó al no contar con el apoyo de los Sans Culottes, los cuales no se fiaban de ellos y temían las consecuencias.
UNA NUEVA CONSTITUCIÓN
Los altercados tras la muerte de Robespierre y las posteriores insurrecciones, llevaron a la Convención a vislumbrar una solución de compromiso que evitase males mayores. En definitiva, se buscaba volver a los valores originales de la revolución, aquellos previos a la degeneración en el terror.
Con esta intención teórica, en agosto de 1795 se promulgó una nueva constitución. Si la analizamos, en el fondo se trató de un paso atrás en las libertades teóricas de la revolución, aunque fuese una mejoría respecto al terror. Se limitó la participación en asambleas y el voto, se suprimieron las promesas de políticas sociales y derechos democráticos y se impuso la necesidad de una mayoría de 2/3 para la toma de muchas decisiones. Esta última medida iba encaminada a dar estabilidad al gobierno evitando posibles vaivenes. También incluía muchas limitaciones para evitar la aparición de un nuevo terror.
En definitiva, esta constitución priorizó las libertades económicas e individuales por encima de la garantía del estado de bienestar e igualdad social tan prometido en el pasado. Es curioso, ya que muchas de estas promesas anteriores se hicieron cuando el gobierno necesitó el apoyo del pueblo en los momentos difíciles. Al no ser ahora el caso, quedó en un segundo plano. La burguesía se volvió a ver beneficiada por estas medidas liberales, lo que vuelve a incidir en su carácter promotor de la revolución.
La constitución retornaba por tanto a una situación parecida a la de 1791, pero en este caso la sensación era distinta. Se buscó la contención y el control y de algún modo hacer un reseteo de la revolución, aunque lógicamente ésta se moderó en cuanto a objetivos.
Por último, señalar que esta constitución acabó con la Convención como forma de gobierno en noviembre de 1795, dando lugar a la aparición del Directorio, llamado así por el gobierno de sus cinco miembros ejecutivos o directores. Por cierto, en octubre de 1795, el director designado como general de los ejércitos del interior fue un corso que respondía al nombre de Napoleón Bonaparte. ¡Qué viene, qué viene!
GUERRAS REVOLUCIONARIAS ENTRE 1792-1795
A lo largo de las secciones, he ido mencionando de pasada las guerras con las que la Francia Revolucionaria tuvo que lidiar. Declaradas en su mayoría por ella con el pretexto de guerra defensiva, pusieron en un aprieto a la nación francesa. La falta de experiencia, la depuración de los altos jefes militares y en definitiva el descontrol fueron la razón de los primeros y sonados fracasos. Pero hubo varios factores que acabaron inclinando la balanza a su favor.
El primero fue la demografía; No hay que olvidar que Francia contaba con unos 28 millones de habitantes, una cifra muy importante para la época. Esto le permitió hacer varias levas en masa, esencial para llevar tropas de refresco a los puntos calientes de su geografía. Pero además, la revolución le permitió innovar y cambiar el sistema de ejércitos, naciendo una especie de meritocracia que elevó al mando a nuevos y capacitados líderes (algo de lo que Napoleón se beneficiaría años más tarde). Si a esto le sumamos la incipiente industria de guerra que apareció, el sentimiento de patria en peligro y a la no plena coordinación de sus enemigos, el resultado lo podemos imaginar.
No me resisto a señalar que una razón que justificó estas guerras la encontramos en la hacienda. Al no haber dinero por haberse dejado de cobrar impuestos en los primeros años de la revolución, el estado buscaba botín con el que financiar los gastos. La guerra fue entonces una salida para ello.
Haciendo un resumen, Francia inauguró las guerras en 1792 al atacar a Austria, sumándose Prusia al poco. Los desastres militares comenzaron a aparecer y la situación se complicó en 1793 tras el ajusticiamiento de Luis XVI. Esto motivó la entrada en guerra de España, Nápoles, Holanda y Gran Bretaña y varias sublevaciones internas. Se puede afirmar aquí encontramos el momento más peliagudo para la revolución. Pero las levas en masa empezaron a hacer efecto y al final del año Francia empezaba a recuperar terreno e incluso tomar la iniciativa de las operaciones.
En 1794, los franceses fracasaron al invadir el Piamonte, pero consiguieron derrotar a los ejércitos españoles e invadir Cataluña, País Vasco y Navarra. En el norte, la batalla de Fleurus expulsó de Francia a prusianos y austriacos y le permitió ocupar Bélgica y la ribera del Rhin.
1795 fue otro buen año para las armas revolucionarias. Holanda fue tomada y se firmaron ventajosas paces con España y Prusia, obteniendo grandes cantidades de territorio en Alemania.
En este año también se observa un cambio en la mentalidad de guerra. De “la supervivencia revolucionaria” se pasó a la guerra de conquista y expansión. Esto se tradujo en la obtención de nuevos territorios y la creación de repúblicas satélites hermanadas con el país galo. Esta política continuaría en los años siguientes y como ejemplos se crearon las República Bátava (Holanda), la Helvética (Suiza) y multitud de pequeños estados en Italia. Podéis encontrar la lista completa en el siguiente enlace:
https://es.wikipedia.org/wiki/Rep%C3%BAblica_hermana
Pero la guerra continuaría con Austria y Gran Bretaña, lo que motivó que el Directorio debiese aplicar una leva anual algo muy impopular que llevó asociado una gran deserción y malestar en gran parte del país. Por último, los años 1796 y posteriores si bien no fueron calmos, prepararon a la república francesa hasta la llegada de Napoleón en 1799. Pero eso será en otra entrada.
¡Nos vemos la semana que viene!
¿Quieres leer más sobre la revolución francesa?
BIBLIOGRAFÍA:
- McPhee, Peter. The French Revolution. Melbourne University Publishing (2015)
- Documental sobre la Revolución Francesa: https://www.youtube.com/watch?v=WYZPKfORXXk
- Curso MOOC de Coursera: The French Revolution
- Bolinaga, Íñigo. Breve historia de la Revolución Francesa. Nowtilus (2014)