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LA TROMPETA DE JERICÓ

Infiltrarse en ETA: Joseph Anido

ESPIONAJE Y LUCHA ANTI TERRORISTA

ÍNDICE DEL POST

    ETA Guardia Civil

    Hay un refrán que dice que el diablo está en los detalles y está historia es un ejemplo perfecto de ello. Es también un ejemplo que demuestra que por mucho que uno intente manejar o camuflar una situación, siempre habrá algún pequeño detalle que escapará a su control. Hoy os traigo un hecho curioso y arriesgado englobado en el marco de la lucha contra la banda terrorista ETA. Hoy hablamos de Joseph Anido.

    LOS INICIOS DE TODO

    Es harto probable que al escuchar la expresión “topo infiltrado en ETA”, os venga a la cabeza Mikel Lejarza, alias Lobo, del cual se llegó hasta a hacer una película. Pero hubo más casos y nuestro protagonista de hoy fue uno de ellos. José Antonio Anido Martínez, alias Joseph, nació en Estrasburgo (Francia) y era hijo de emigrantes gallegos que habían cambiado España por Francia años atrás.

    Joseph Anido
    Una de las pocas fotografías de José Antonio Anido

    De su juventud poco he podido encontrar salvo que visitó en algunas ocasiones la Galicia de sus padres. Pero el punto de partida de su historia comienza cuando decidió ingresar en la Guardia Civil española a finales de los años 80. Curiosamente, pese a haber vivido toda su vida en Francia, los lazos con España estuvieron muy presentes gracias al origen de sus padres.

    Pero cuando José Antonio (Joseph a partir de ahora) ingresó en la academia de la GC de Baeza (Jaén), su español no era el mejor y tenía un fuerte acento francés. Uno puede pensar que esto sería un impedimento que le lastraría, pero curiosamente no fue así, llamando la atención de varios mandos.

    Y es que en esa época (recalco de nuevo finales de los años 80), diversas Fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, sumados a servicios de inteligencia, estaban buscando candidatos para infiltrarlos en la banda terrorista. Y Joseph, debido a su perfil francés, podría ser un excelente candidato, además de que sería más difícil sospechar de él. No hay que olvidar que la policía francesa no empezó a actuar en firme contra ETA en suelo francés hasta mediados de los 80 y que la banda terrorista seguía causando estragos en suelo español.

    Así que al poco de ingresar en la academia, miembros de la Unidad de Servicios Especiales (USE) lo entrevistaron y reclutaron, no sin antes advertirle del duro y peligroso camino que le esperaba: Nada más y nada menos que infiltrarse en ETA.

    Entre 1990 y 1991 recibió un severo entrenamiento, siendo en multitud de ocasiones puesto a prueba. He leído que llegó incluso a ser detenido por error por miembros de la Guardia Civil al confundirlo con un colaborador de la banda terrorista. Todo esto, le sirvió para perfeccionar su entrenamiento y para indicar que daba el pego de cara a su futura misión. Y en el mismo 1991, tras recibir el visto bueno de sus jefes, lo envían a Francia con una nueva identidad. Comenzaba su nueva vida.

    EN LA BOCA DEL LOBO

    Sus primeras acciones consistieron en introducirse en ambientes abertzales de baja intensidad, los cuales mantenían a su vez conexiones con el mundo de ETA. La conexión más importante tuvo lugar en un centro de adultos para aprender euskera en Bayona. Poco a poco iría dándose a conocer y llegó a entablar amistad con varios profesores, llegando incluso a ejercer la labor de tesorero y a trabajar en la cocina del centro. Joseph llegaría a reconocer que en algunas ocasiones tuvo que celebrar con ellos cuando ETA asesinaba a guardias civiles, algo que debía cumplir según su papel, pero que le provocaba no pocos quebraderos de cabeza.

    Y aquí y gracias a estos contactos, a los que previamente se había ganado con su buena predisposición, fue cuando entró de lleno en el mundo de la banda terrorista. Su trabajo y supuesto compromiso con la causa etarra no pasó desapercibido y en 1994 recibió su primer gran encargo: Recoger a una persona de ETA y darle cobertura.

    El terrorista en cuestión, Zorion Zamacola Ibaibarriaga, se presentó como tesorero de la banda y pidió alojarse en la casa de Joseph. El mismo aceptó, aunque mostrándose dubitativo y temeroso, tal y como le habían dicho que actuase. He de señalar que durante su entrenamiento, le indicaron que siempre acabase accediendo a las peticiones de los terroristas pero que mostrase algún tipo de recelo y duda. Lógicamente, el haberse mostrado deseoso habría levantado sospechas.

    Zorion Zamacola
    Zorion Zamacola, tesorero de ETA con quien Joseph estuvo 2 meses conviviendo

    Quiero también mencionar que habían pasado alrededor de 4 años desde que se enroló en esta misión hasta recibir este importante encargo. El duro esfuerzo empezaba a dar sus frutos.

    Zorion estuvo dos meses alojado en su casa, teniendo Joseph que comprarle desde comida, pasando por ropa y, en definitiva, cualquier cosa que le hiciese falta. También ejercía de chófer personal, llevándolo a donde le pidiese; ya fuera a un encuentro con otros miembros de ETA en Pau o Burdeos o a reunirse con su familia. En definitiva, se trataba de un puesto de total confianza de una persona peligrosa.

    ¿Qué podía salir mal? Dejadme que haga un pequeño listado. Lo primero consistía en que Zorion descubriese los micrófonos que la Guardia Civil había instalado en su domicilio. El objetivo era doble: Por un lado, captar cualquier conversación telefónica y por otro actuar si descubrían a Joseph y su vida corriese en peligro. Por suerte para él, nada de esto ocurrió. También nuestro protagonista reconocería que tenía pavor a hablar en sueños y decir algún tipo de información que le desenmascarase. Y tenía este recelo porque el etarra, obsesionado con su seguridad, dormía durante el día y trabajaba durante la noche, para evitar ser visto o escuchado cuando Joseph no estaba en casa.

    Pero Joseph también podría ser descubierto cuando contactaba con los enlaces de las fuerzas especiales a los que pasaba información. Es por esto que extremaba las precauciones y pedía que no le informasen de absolutamente ninguna de las medidas que aplicaban con la información que él le iba suministrando. Así podría estar tranquilo y no actuar de un modo que levantase sospechas. Como os podéis imaginar, el miedo que le descubrieran le llevó en muchos casos a la paranoia.

    EL CAMBIAZO CON LA BASURA

    Y ahora pasemos a la correspondencia para ver algo curioso. Cada vez que Zorion recibía un mensaje, lo rompía en pedazos tras leerlo y lo metía en una bolsa de plástico. Posteriormente, obligaba a Joseph a tirarlo a la basura mientras éste vigilaba a través de la ventana. Os podéis imaginar que con semejante inquilino cualquier despiste podía ser fatal.

    La primera vez que esto ocurrió, el intentar dar el cambiazo casi le cuesta un disgusto, por lo que tuvo que aplicar un plan especial. Para ello intentó que sólo hubiera bolsas del mismo comercio en casa, las cuales podrían ser fácilmente intercambiables. Pero lo más llamativo estaba por venir.

    Tras analizar el edificio, los agentes y Joseph se percataron de que en un recoveco de una de las escaleras de bajada había espacio suficiente para ocultar una bolsa de basura. Por lo tanto, siempre que Joseph era obligado a bajar la basura, generalmente cuando el camión que la recogía estaba cerca, daba el cambiazo con otra igual que le habían dejado los agentes. Así, al contenedor iba la “preparada” y la que contenía información sensible se quedaba en el hueco esperando a ser recogida por los agentes. Zorion, al ver que la bolsa era igual, no se percataría del cambiazo al vigilar la maniobra por la ventana. Gracias a este arriesgado método, la Guardia Civil se hizo con abundante información.

    Mikel Antza
    Dos fotografías de Mikel Antza, jefe político de ETA cuando Joseph ejerció labores a su cargo

    Pero la basura no fue el único modo de obtención de documentos. Cuando Zorion le ordenaba que entregase una carta previamente cerrada a otro miembro de ETA, conseguía distraerse el tiempo justo para ir a un lugar seguro donde un agente con ayuda de equipo especializado abría la carta, la fotografiaba y la volvía a cerrar para que no se notase que había sido abierta. Pero a pesar de estos cuidados, Joseph siempre temía que algo fallase y le acabasen descubriendo.

    Pero por suerte, esos dos estresantes meses pasaron y curiosamente, Zorion le felicitó por su eficacia y el haber cumplido todo lo que se le había encargado. También le informó que iba a ser ascendido, pasando al servicio del jefe del aparato político de la banda terrorista, Mikel Albisu Iriarte, más conocido como Mikel Antza. Su misión sería la misma pero ahora de un pez gordo.

    Según lo explicado por Joseph, Mikel era muy distinto a Zorion. Hombre con carrera universitaria, era mucho más culto y distinto en el trato, pero eso no quitaba que presumiese ante él de ordenar asesinatos y que éstos se llevasen a cabo. Aun así, Joseph se dedicó a actuar del mismo modo, haciendo de chófer y transmitiendo mensajes. Como os podéis imaginar, la calidad de la información era mucho mayor, pues procedía directamente del jefe de ETA.

    EL DIABLO ESTÁ EN LOS DETALLES

    Si recordáis, al principio de la entrada señalé la frase que acabáis de leer. Y es que un simple detalle reventó la operación.

    Ya fuera por desconfianza o para solicitar cobijo donde miembros de la banda terrorista pudiesen alojarse, Zorion fue a casa de los padres de Joseph en 1995. Permitidme que os diga que éstos no tenían ni la más remota idea de que su hijo estaba infiltrado en ETA. Así que Zorion, haciéndose pasar por un amigo de su hijo, estuvo un rato hablando con ellos hasta que algo le hizo palidecer. El terrorista se puso muy nervioso y salió inmediatamente de la casa, cosa que alertó a sus padres e hizo que la siguiente vez que hablaran con Joseph se lo comentasen.

    Joseph no se lo podía creer, pero Zorion había visto un detalle que daba al traste con toda la operación. Y es que en una cómoda del salón, sus padres tenían una foto de él vestido de guardia civil en la ceremonia de jura de bandera. Su cobertura y los años de duro trabajo, quedaban al descubierto. El que Zorion hubiese reaccionado así era el mejor ejemplo de que había descubierto el pastel.

    Joseph sacó toda la información que pudo de sus padres, y éstos, al describirle el sujeto, no quedó ninguna duda de que se trataba de Zorion, el cual sin duda habría avisado a Mikel Antza. Inmediatamente avisó al jefe del operativo, quien activó el plan de seguridad para sacarlo de allí. Joseph tuvo tiempo de ir a su casa de Bayona a recoger lo que pudo, pudiendo observar que miembros de ETA le vigilaban.  cree que si no lo mataron allí mismo fue porque detectaron el dispositivo de seguridad que pretendía borrar todo rastro suyo. Tras esto, trasladarían a Joseph a Bruselas, donde se le perdería la pista durante algunos años.

    Meses después, en mayo de 1995, el diario abertzale Egin publicó su fotografía en primera página incluyendo una condena de muerte por parte de ETA. Fue aquí cuando tuvo que contarle todo a sus padres. Para ellos fue dramático pues para velar por su seguridad,  los servicios secretos españoles los sacaron de Francia y los trajeron a España, creándoles una nueva vida. De la noche a la mañana, todo cambiaba para ellos.

    Egin Joseph Anido
    Una de las portadas de Egin referentes a Joseph Anido tras ser descubierto por la banda territorista

    Pese a todo esto, Joseph Anido señaló que no se arrepentía de haberse infiltrado en ETA. Lo único que lamentaba era el no haber podido obtener más información útil para luchar contra la banda. Pero independientemente de la cantidad, su trabajo tuvo importantes consecuencias.

    CONSECUENCIAS

    Como he dicho, A Joseph lo trasladaron en avión a Bruselas y durante algunos años se le perdió la pista. En 1998 se volvió a saber de él, al ser herido levemente en un tiroteo en Bogotá, falleciendo su compañero. Aparte de esta noticia, publicada por la prensa simpatizante abertzale, poco más se sabe de su persona. Incluso desconozco si sigue vivo en la actualidad.

    Si miramos a ETA, el desenmascaramiento de Joseph Anido fue un bombazo en su seno, provocando que, si ya de por sí era paranoica en cuanto a filtraciones, este hecho le hizo dar una vuelta de tuerca. Y si miramos a los servicios antiterroristas, si bien la operación no acabó con la caída de toda la cúpula etarra, si que permitió obtener un volumen de información suficiente para elaborar una estrategia para luchar más efectivamente contra ella. Y aquí reside el mérito tanto de José Antonio Anido (Joseph), como de todos los agentes que colaboraron en la operación. Mi humilde homenaje a todos ellos.

    Si os ha gustado la entrada, os dejo con otras relacionadas con la banda terrorista ETA.

    ¡Nos vemos la semana que viene!

    BIBLIOGRAFÍA

    La principal fuente consultada es la obra:

    • Lorenzo Silva, Manuel Sánchez y Gonzalo Araluce (2017), Sangre, Sudor y Paz: La Guardia Civil contra ETA. Editorial Península

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