En el año en el que se cumple el tercer centenario de la obtención de Gibraltar por manos británicas y como viene siendo habitual desde hace ya bastante tiempo, este peñón va de la mano de airadas polémicas que aparecen en nuestras pantallas y medios de comunicación. En la mayoría de los casos, la polémica se centra sobre la pesca y la detención de barcos pesqueros que faenan alrededor del peñón (todo esto motivado por los poco estables límites de las aguas de las dos naciones en conflicto, aunque el concepto estable varía según a quien se le pregunte).
Cabe señalar que el asunto Gibraltar, como es lógico, es presentado desde diferentes puntos de vista, según el país, partido político y medio de comunicación al que se le pregunte. Por muchas razones que puedan darse, tiene la pinta de que el peñón es una buena excusa utilizada por ambos gobiernos para distraer la atención de otras noticias, sucesos o hechos de modo que el peñón actua como una cortina de humo. Y no digo que no pueda existir la polémica en sí, pero visto como son presentados los problemas, uno tiende a sospechar, ya que estos problemas serían suficientes para vivir en un estado permanente de polémica, cosa que en los medios de comunicación no ocurre.
¿Y quién tiene la razón en este asunto? Pues como suele ocurrir, o ambas naciones o ninguna, según se atienda a qué factor.
Actualmente, la mayoría de la población española a la que se le pregunta por Gibraltar, te acaba respondiendo que es un lugar dónde comprar toda una serie de productos por un precio menor que en España. Pero aparte de eso, ¿Qué más se conoce de Gibraltar? Ah sí, olvidaba a esos pequeños cabroncetes que se cuelgan de los árboles, se esconden entre las rocas y roban todo lo que pillan a los transeúntes desprevenidos. Pero aparte de productos baratos, monos y policías que detienen a pescadores españoles, ¿Qué más puede decirse de Gibraltar?
Echemos un vistazo a algunas curiosidades:
Respecto al nombre, viene a significar Monte de Tariq, en honor al caudillo bereber que comandó la conquista de la península ibérica allá por el octavo siglo d.C.
Gibraltar fue española (o más bien española y del reino de Castilla) desde 1462 hasta 1713 (hay que añadir que entre 1309 y 1333 también fue soberanía del reino de Castilla). La forma de perder Gibraltar podría situarse en un ranking de las formas más lamentables de perder un territorio en una guerra que más que aclarar el futuro de España, sirvió para que el resto de potencias continentales apuñalasen a este país. La guerra de sucesión española, donde por un lado principalmente holandeses, británicos, portugueses y austriacos y por otro franceses (así como españoles en ambos bandos) se pelearon por ver que casa real establecía su residencia en Madrid. Al final, los borbones que habían entrado al principio de la guerra se quedaron y tras la deshonrosa paz de Utrecht (en la que España no sólo dijo adiós a Gibraltar, pues en el saqueo entraba todo los territorios holandeses, belgas e italianos en posesión por parte de la corona española y la isla de Menorca, que aunque actualmente sea de soberanía española parece que ha sido colonizada por británicos y germanos).
La solución española por antonomasia para mostrar su rechazo a la ocupación británica del peñón ha sido la de cerrar la frontera de modo que ni nada salía ni entraba (aunque hay que señalar varios asedios en el siglo XVIII para recuperar el peñón). La medida más drástica tuvo lugar en la época de la segunda guerra mundial cuando Franco ordenó la construcción de una series de búnkeres a lo largo de la frontera en La Línea de la Concepción en el caso de que España entrase en guerra contra los aliados. El cierre de la frontera, aunque daña las ventas de los negocios gibraltareños (pues no hay que olvidar que los principales compradores en esas tiendas, por la cercanía geográfica y los precios son españoles), es incapaz de hacer un daño tan fuerte como para que Gran Bretaña se incomode. Para empezar, cuenta con un buen puerto, de modo que el comercio con el resto del mundo está asegurado, y el especial sistema fiscal (contramedida británica a la presión española) le hace ser un paraíso fiscal que atrae todo tipo de negocios. Y es que no olvidemos que en Gibraltar hay más empresas establecidas que personas, ¿curioso eh? (Gibraltar cuenta con casi 30.000 habitantes y aunque el número de empresas varía según la fuente consultada, en todos los casos como mínimo es algo superior al número de habitantes, lo que refleja los beneficios de ese sistema fiscal).
La mayor parte de la población gibraltareña ha mostrado en varias ocasiones su rechazo a integrarse en territorio español. En el 2002 en un referéndum, casi el 99% de los que votaron rechazaron el cambio de soberanía y en muchos negocios de la zona se puede leer “Gibraltar is UK”.
Respecto al idioma, el oficial de Gibraltar es el inglés, aunque la presencia de muchas personas de distintas nacionalidades hace que se puedan escuchar otras lenguas. Pero sin duda, la característica idiomática más curiosa del peñón es la forma lingüística conocida como “Llanito” que consiste en meter en una licuadora español con acento andaluz e inglés, de modo que escuchar hablar esta lengua se parezca a algunas canciones reaggetón (no por lo malas sino por la mezcla de inglés y español).
Respecto a los monos, hay una leyenda que asgura que Gran Bretaña seguirá poseyendo el Peñón mientras allí perduren los monos norteafricanos traídos por marineros británicos (algo que ha traido más de un quebradero de cabeza a los británicos, que siempre han buscado controlar la población de monos y que su número estuviese siempre por encima de 24 ejemplares, habiendo en la actualidad unos 300).
A nivel ingenieril, cabe señalar que posee un aeropuerto único, pues debido a la escasa anchura del peñón, el aeropuerto se sitúa en la entrada del mismo, y la única pista debe de ser cruzada a pie para entrar y salir del mismo (cerrándose como es lógico cuando aviones van a despegar y/o aterrizar).
Por todo lo señalado con anterioridad y a la vista de cómo se han ido desarrollando los acontecimientos en los últimos años, Gibraltar seguirá siendo británica y cada cierto tiempo volverán a aparecer noticias sobre problemas fronterizos que alargarán esta batalla (más mediática y diplomática que real). Que este ejemplo sirva a los dirigentes españoles para aprender de los errores del pasado y que no vuelvan a repetirse hechos que den como resultado que un pequeño trozo de tierra de casi 7 km2 sea el foco de rencillas históricas entre dos países.