IBERISTA Y EMBAJADOR EN CHINA
La entrada que vais a leer a continuación he de reconocer que no estaba planificada para esta semana. Pero las casualidades de la vida son las que son y hace poco descubrí a otro español que se merece estar incluido en la categoría de españoles olvidados y que me siento “obligado” a compartir con vosotros. Y ya van siete en esta categoría (y los que me faltan).
En esta entrada voy a hablar de un polifacético personaje que en su currículum llegó a incluir profesiones como sinólogo (estudioso de lo relacionado con China), pintor, calígrafo, escritor, embajador, aventurero, intelectual y fotógrafo. Resumiendo, una de esas personalidades inquietas que llenó su existencia con miles de aventuras y que se molestó en dejar muchos escritos sobre su forma de entender el mundo de la época y cómo actuar eficazmente en él.
LOS PRIMEROS AÑOS DE SINIBALDO DE MÁS
Y nuestro polifacético amigo tenía un nombre al igual que todos, respondiendo en este caso a Sinibaldo de Más y Sanz. Nació el 4 de septiembre de 1809 en Barcelona y desde temprana edad mostró una habilidad extraordinaria para el aprendizaje de idiomas. Su comprensión de los mecanismos de las lenguas llegaron a ser tales que hasta presentó una propuesta para adaptar el castellano a la métrica clásica en 1832, algo tan laborioso como interesante. Pero sus idiomas sumados a su gran formación humanística y científica no pasaron desapercibidos ante algunas personalidades de la época. Félix Torres Amat, obispo de Astorga de la época quedó muy impresionado por sus habilidades y tirando de influencia consiguió que le asignaran un puesto como informador del gobierno español (oficialmente agregado diplomático) por diversos países orientales.
Y este es el punto de partida de sus aventuras. Partiendo en 1834 atravesó durante 4 años los principales países de Oriente Próximo y Medio hasta llegar a la India. Sus tareas oficiales eran claras: Redactar informes sobre el comercio y la situación política de los países que visitaba así como constatar la posición de Francia y Gran Bretaña en esos mismos lugares (vamos una especie de espía). Emocionante o al menos enriquecedor.
Pero las dificultades no tardarían en llegar. España, sumida en el caos de las guerras carlistas había dejado en el aire el pago de sus servicios por lo que Sinibaldo tuvo que pluriemplearse. Destacó como retratista y de algún modo se le ha considerado como uno de los pioneros de la fotografía, conocida la profesión en la época como daguerrotipo por el aparato que se utilizaba y que tiene el origen en Louis Daguerre, considerado el primer divulgador de la fotografía. Era un hombre que sabía adaptarse a las dificultades dando lo mejor de sí.
Pero para colmo de males, Sinibaldo contrajo disentería y acabó emigrando a las Filipinas españolas donde tuvo que vivir de la limosna en un hospital hasta recuperarse. Debido a su carácter inquieto, dedicó todo este tiempo a observar la administración colonial de las islas, hecho que le llevó a publicar en 1842 un informe sobre el estado de las mismas. Este informe fue muy polémico, pues aunque demuestra que adquirió un profundo conocimiento del sistema colonial español, sugería dos alternativas a España: O fortalecía su autoridad en las islas o buscaba una salida digna de ellas (de algún modo fue un visionario ante los problemas futuros).
Tras regresar a España, parece ser que sus informes fueron del agrado del gobierno y en 1844 fue asignado como encargado de negocios y Cónsul General en la legación española en China y en 1846 Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en el mismo país (cargos que ocupa entre 1846-1852 y 1864-1868).
Pero antes de entrar en sus actividades por China analicemos otros dos de sus grandes trabajos.
El primero de ellos lleva el nombre de L’idéographie (hay que señalar que muchas de sus obras las escribió en francés por ser esta lengua de prestigio en la época y para que sus ideas llegasen al máximo número de personas). En esta obra ideó una propuesta de lengua escrita universal a través de signos ideográficos. Resulta llamativa su importancia dada a los temas lingüísticos, debida principalmente a que estaba convencido del riesgo de las barreras idiomáticas en las relaciones comerciales y diplomáticas en el mundo (como había podido constatar en sus viajes).
EL IBERISMO, LA UNIÓN CON PORTUGAL
Otra de sus grandes obras y que afecta directamente a los habitantes de la península ibérica es: “La Iberia. Memoria sobre la conveniencia de la Unión pacífica y legal de Portugal y España” publicada inicialmente en 1851 y revisada en 1853. Esta obra puede considerarse como uno de los primeros y mayores impulsos del Iberismo fusionista. El término fusionista hace referencia a que buscaba la unión mediante la monarquía, frente al federalismo que lo buscaba en la república.
Sinibaldo tiene claro que esta unión tenía como finalidad crear una fuerte entidad económica, social, cultural y política con el fin de provocar un equilibrio entre las naciones europeas en crecimiento (vamos un contrapeso ante Francia y Gran Bretaña). Llegó incluso a proponer una bandera y un escudo para esta unión, combinando los colores monárquicos de ambos países. A modo de curiosidades señalar que muy posiblemente la idea de bandera la obtuvo Sinibaldo de la correspondiente a la demarcación marítima de Barcelona de la época, a la cual cambió el orden de los colores. Por otro lado señaló que la capital de Iberia debería situarse en Santarém por su situación estratégica.
SINIBALDO EN CHINA
Pero si aún sus trabajos no os han llamado la atención vayamos a sus estancias en China y a su obra culmen: “La Chine et les puissances chetiennes” (China y las potencias cristianas).
De sus periplos por China, nuestro viajero consiguió hacerse una gran idea sobre el estado del país y sobre los pasos que él creía necesarios para una correcta implantación diplomática y económica de los países europeos en su territorio. No hay que olvidar que en las mentes europeas del siglo XIX estaban muy caladas las ideas de superioridad y de civilización en contraste con los países a los que colonizaban. Por lo tanto Sinibaldo en su obra mostró el presente y futuro de China bajo tutela europea.
Inicialmente se quejaba de a incomprensión que había entre ambos “mundos”. Esta incomprensión, debida principalmente al desconocimiento mutuo y al salto cultural, provocaba que los acuerdos y tratados firmados cayesen en el olvido y que la situación acabase cada poco tiempo en disputas. Por eso señalaba que era capital la creación de más embajadas europeas en China y chinas en Europa (este último concepto era muy revolucionario para una Europa que moralmente se creía superior).
Pero al mismo tiempo que promovía el conocimiento mutuo señalaba que los problemas para las potencias europeas en China se resolverían mediante la acción conjunta de diplomacia y amenaza bélica. Para ello promovía una coalición europea que actuase militarmente en caso de ser necesario. No deja de resultar curioso como por un lado motiva el entendimiento y por otro el dominio. Uno llega a la conclusión de que Sinibaldo estaba imbuido en esta aura de superioridad de la civilización europea y de que justificaba casi cualquier medio con el fin de transformar al país chino en otra colonia más de occidente.
Aunque con los ojos del siglo XXI su actitud nos pueda parecer reprochable, no hay que olvidar que esto mismo sigue ocurriendo hoy en día mediante la deuda coercitiva a los países pequeños. Todo esto provocaba que las autoridades chinas señalasen el afán de lucro y la avidez de los europeos, cuyos métodos en ocasiones no eran muy distintos de los de la piratería.
Entendiendo el fin último en su obra, hay que señalar que a pesar de todo realizó un profundo análisis de la sociedad china. Admiraba algunas manifestaciones de su cultura, su tolerancia religiosa y los valores personales de su población. Todo esto le chocaba con el atraso del país en materia científica, económica, política y de defensa. Entre la causas que él achacaba a este atraso, destacó tres: Por un lado la preponderancia de la sociedad civil sobre la militar (lo que equivalía a tener un gobierno débil ante vecinos agresores), por otro el enorme tamaño de territorio del país y las malas comunicaciones internas (lo que provocaba unos retrasos importantes en la comunicaciones) y por último la pérdida de autoridad moral de sus gobernantes (sobre todo debido a la corrupción).
Por eso según él era necesario partir el país en regiones donde poco a poco Europa ejerciese un control más estable y el poder imperial chino pudiese ir creciendo (aunque de forma controlada pues no ocultaba su miedo a un crecimiento muy potente del país).
Resumiendo, fue un hombre de su tiempo cuyos trabajos ayudaron a entender la realidad China y permitieron un contacto más eficaz (dentro de lo que cabe definir como eficaz en la China del siglo XIX) entre dos “mundos” muy alejados.
CONCLUSIÓN
A la par que viajaba pudo escribir muchos otros artículos sobre la situación de muchos estados y las posibilidades comerciales en ellos lo que le hizo ganarse una reputación de aventurero diplomático, algo muy de moda en un siglo dominado por el romanticismo. Entre sus reconocimientos está el haber obtenido la condecoración de la orden de Carlos III otorgada a aquellas personas que se hubiesen destacado especialmente por sus buenas acciones en beneficio de España y la Corona.
Falleció en 1868, tras una vida llena de viajes y de aprendizaje habiendo sido una gran persona de provecho. Mi homenaje a este desconocido que aún en pleno siglo XXI tiene mucho que contar. Y por si aún no te he convencido de ello, veamos de nuevo su carácter visionario con estas palabras de su autoría en pleno siglo XIX (traducidas del francés):
“El imperio chino (…) es un coloso unido y compacto, que puede dar problemas al equilibrio del mundo. Este coloso duerme, me dirán ustedes. Sí, duerme, pero se despertará…”
Y con esta imagen al respecto os dejo hasta la semana que viene :).
P.D. De este enlace obtuve gran parte de la información sobre su obra de China:
http://www.ugr.es/~feiap/ceiap1/ceiap/capitulos/capitulo20.pdf
Descubre a otros Españoles olvidados