UN INGENIERO DE CAMINOS DE ALTOS VUELOS
Saludos una semana más al blog en la que otro español caído en el olvido es la estrella invitada. Y es que hoy tenemos el honor de recibir la visita de Federico Cantero Villamil, ingeniero de caminos prolífico y que también pasaría a la historia por sus trabajos en el mundo de la aeronáutica. Y es que se su aeronave, la Libélula española, se la puede considerar como uno de los primeros modelos de helicóptero.
FEDERICO, INGENIERO DE CAMINOS
Nuestro protagonista llegó a este mundo en Madrid en el año 1874. Ya desde pequeño mostró interés por la ingeniería, algo que en parte se debe a su figura paterna. Y es que su padre era un ingeniero industrial mecánico ligado al mundo ferroviario, algo que calaría en el niño.
En 1896, cuando Federico Cantero contaba con 22 años de edad, finalizó los estudios de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. Fue el primero de su promoción, lo que muestra su altas capacidades. Un año más tarde, se trasladó por motivos profesionales a Zamora, ciudad en la que donde su padre trabajaba en una compañía ferroviaria. Y es a partir de aquí cuando Federico iría ligándose al río Duero. ¿Por qué? Digamos como resumen que a este río no se le estaba sacando partido a sus capacidades de generación de energía hidroeléctrica. Y Federico tenía algunas ideas muy interesantes al respecto.
EL RÍO DUERO
Su actitud despierta e inquieta le llevaría en 1899 a fundar una sociedad con el nombre de “El porvenir de Zamora”. La misma partía de la base de buscar llevar a cabo diversos proyectos de ingeniería en la provincia de Zamora. Y concretamente, era la forma en la que Federico esperaba llevar a cabo sus ideas y proyectos en el río Duero. La verdad es que no fue fácil y encima había mucho por hacer. Pero nuestro protagonista, tras mucho esfuerzo y dedicación consiguió su objetivo: El establecimiento de grandes aprovechamientos hidroeléctricos en el tramo zamorano del Duero.
Y para ello, diseñó presas, saltos de agua e incluso algún que otro túnel. Hay que reconocer que su plan de aprovechar todos los saltos del Duero era ambicioso. Pero nuestro protagonista siguió peleando por él, ofreciendo todo tipo de soluciones respaldadas por cálculos y detalles. Y su esfuerzo sentó las bases del aprovechamiento del Duero y algunos de sus afluentes, algo que dura hasta nuestros días. De todas sus obras, la más significativa fue el salto de la Presa de San Román, uno de los primeros de España.
FERROCARRIL
Pero si esto no era suficiente, Federico también hizo sus pinitos en el mundo del ferrocarril. Su primera tarea consistió en dirigir los trabajos de la línea Medina del Campo – Zamora.
Tras unos años en ella, pasó a dedicar esfuerzos a resolver otro problema zamorano; su conexión ferroviaria con Galicia. Cualquiera que le eche un vistazo a la orografía zamorana sabrá que esta no era tarea fácil. Pero en 1913 propuso una solución basada en la conectar Zamora con Orense a través de la Puebla de Sanabria. La propuesta no era sencilla, pues implicaba la construcción de decenas de túneles, algunos de considerable longitud. A pesar de ello, la solución era muy interesante y finalmente, tras algunas modificaciones, fue aceptada. Esta línea se construiría entre 1921 y 1957, por lo que como he dicho la idea inicial de Federico no podía haber sido muy descabellada.
Obras hidráulicas y ferrocarril. ¿Suficiente no? Pues como dije en la entradilla, nuestro protagonista aún no había dicho su última palabra.
EL PRIMER «HELICÓPTERO» ESPAÑOL
¿El primer helicóptero español? Y en concepto casi uno de los primeros del mundo, aunque con algunos matices. Y no, no hablo del autogiro de Juan de la Cierva, sino de un helicóptero tal y como lo conocemos hoy.
Resulta curioso señalar que fue más difícil diseñar y construir un helicóptero operativo que un avión. A lo largo de las primeras cuatro décadas del siglo XX muchos lo intentaron y fracasaron, o al menos, ayudaron a llegar a una solución.
Si buscamos en internet quién inventó el helicóptero, posiblemente acabe en la figura de Igor Sikorski, un ucraniano afincado en EEUU. Pero como tantas otras veces en la vida, esto es una verdad a medias porque el helicóptero tuvo “muchos padres”. Y es que hubo muchos prototipos, algunos muy curiosos como por ejemplo el proyecto del argentino Raúl Pateras en los años 20. O también el prototipo alemán de Focke-Wulf Fw 61 del año 36 o los varios modelos Flettner, también germanos. Comentar que algunos de estos modelos se inspirarían en el ya mencionado autogiro de Juan de la Cierva.
Entonces, ¿Por qué se está generalmente de acuerdo en que Sikorski inventó el helicóptero? La razón principal radica en que Sikorski fue quien logró el primer modelo producido en masa y el primero en ser utilizado por un ejército. Y hablo del modelo R-4 el cual data del año 1942, resultado de diversos prototipos anteriores.
LA LIBÉLULA ESPAÑOLA
Volvamos a Federico, cuya pasión por la aeronáutica venía de lejos. El mejor ejemplo de ello son las más de 20 patentes sobre aspectos aeronáuticos que dejó a lo largo de su vida. Patentes que incluían cálculos y pruebas experimentales y de las que dejó buena cuenta en algunas publicaciones al respecto.
Para demostrar su ambición aeronáutica, en 1910 le escribiría al diseñador y constructor de aviones francés, Louis Bleriot, pidiendo presupuesto para construir un avión. Y no cualquier avión. Se trataba de un aeroplano modelo Wright, una evolución del famoso utilizado por los famosísimos hermanos yanquis. Al mismo, Federico le proponía una serie de mejoras que detallaba por escrito, aunque poco se sabe del resultado.
Pero la cosa no acaba aquí pues también montó un taller con maquinaria de precisión para construir diversos ingenios y prototipos que luego patentaría. Si esto no es suficiente, en los años 30 fundaría una empresa dedicada al vuelo sin motor, la Sociedad de Vuelos Planeados y a Vela de La Granja.
Pero la joya de su corona en aspectos aeronáuticos no fueron los cálculos. La joya fue el prototipo de lo que se conocería como la Libélula Española primero y la Libélula Viblandi después. La máquina era el resultado de una serie de ensayos y patentes las cuales se adelantaban en el tiempo a Sikorski. Por ejemplo, hélices de paso variable, estabilidad aerodinámica, turbinas a modo de propulsores e incluso formas de pilotaje.
LA LIBÉLULA VIBLANDI
Federico comenzó a armar su máquina en 1935, pero, esa fecha en España nos acerca peligrosamente a algo. Y es que la guerra civil dio al lastre con todo. Algún día los españoles nos daremos cuenta del daño que hizo este conflicto y que en algunos aspectos sigue haciendo. A Federico le pilla el estallido del conflicto en Zamora mientras que el prototipo se encontraba en Madrid. Cada uno de ellos en territorio de un bando distinto. Os podéis imaginar que esto no era muy halagüeño. Y es que la guerra y sus consecuencias impedirían el éxito del proyecto.
Aún así, nuestro incansable protagonista le siguió dedicando tiempo a su idea, sorteando todo tipo de escaseces de posguerra. En 1940 presentó la patente de la Libélula española y algo más tarde un prototipo bastante mejorado conocido como Libélula Viblandi. Este nombre es la mezcla de Villamil, Blanco y Díaz, apellidos de los que participaron en tal empresa. Un más que meritorio resultado para la dificultad de magna obra.
¿Qué pasó con esta libélula? Por desgracia, jamás fue más allá de un prototipo y no está claro si pudo alzar el vuelo, pues se ha perdido parte de esta información. Se ha señalado que parte de la culpa de que esto no ocurriera se debe a la falta de potencia del motor, algo que no pudo suplir nuestro protagonista con los medios de la época. Pero a pesar de ello, Federico nunca renunció a mejorar a su libélula hasta su muerte.
EL OCASO DE UNA VIDA
Llegamos así a la última sección, donde me gustaría dar una pinceladas sobre otros hechos de su vida y hacer balance de su figura.
A nivel personal, Federico se casó dos veces, la segunda tras haber enviudado, llegando a tener 8 hijos. Fue prolífico hasta para eso.
Federico Cantero dejó este mundo a finales de 1946. Se apagaba así una vida llena de trabajo, de proyectos y sueños parcialmente cumplidos. Por desgracia, los condicionantes del momento le impidieron que su Libélula tenga el honor de ser el primer helicóptero de la historia. Esto nos debe hacer reflexionar sobre el daño que la inestabilidad de un país puede provocar a amplios sectores del mismo. A nivel personal, resulta muy notable su capacidad de trabajo y como combinó su profesión como ingeniero de caminos con su otra gran pasión, la aeronáutica.
Y en definitiva, otro ejemplo más de figura brillante que se esforzó lo indecible por perseguir su sueño. Muy a su pesar no pudo conseguirlo y su obra, muy importante teniendo en cuenta los medios disponibles, sufre el crimen del olvido. Sirva esta entrada como homenaje para rescatar su figura y hacernos ver que aquí también hubo personas notables a lo largo de nuestra historia.
¡Hasta la semana que viene!
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BIBLIOGRAFÍA
- Alejandro Polanco (2016), Made in Spain: Cuando inventábamos nosotros. Editorial Glyphos Publicaciones. Pags 125-130.
- Artículo del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
- https://m.fomento.gob.es/MFOM.CP.Web/detallepublicacion.aspx?idpub=CA0004
- http://historico.oepm.es/museovirtual/galerias_tematicas.php?tipo=INVENTOR&xml=Cantero%20Villamil,%20Federico.xml