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LA TROMPETA DE JERICÓ

Españoles olvidados XI: La Duquesa de Santoña

LA DUQUESA DE SANTOÑA: LUCHA, DESGRACIA Y FILANTROPÍA

ÍNDICE DEL POST

    La Duquesa de Santoña

    Hoy nos visita una gran mujer. Una mujer del siglo XIX que tuvo el coraje de no resignarse a un papel secundario. Como todo el mundo, tuvo sus virtudes y defectos, pero su ejemplo e historia son dignos de contar y alabar. Poneos cómodos que entra en escena María del Carmen Hernández Espinosa de los Monteros, duquesa de Santoña.

    DE LOS ORÍGENES A LA VIUDEZ

    Sí, como habéis podido observar, el nombre era completito. Pero os aseguro que su nombre completo era aún más largo: María del Carmen Josefa Victoriana Hernández Espinosa de los Monteros (casi nada). Nació en la localidad granadina de Motril en 1828, hija de una familia terrateniente dedicada a la caña de azúcar. Como os podéis imaginar, semejante apellido sólo podía estar ligado a la nobleza o al menos a una familia bien posicionada. Pese a las comodidades que esto podía ofrecerle, no todo fue fácil.

    Mari Carmen, a la que apodaban señorita Mariquita Hernández, era una mujer de fuerte temperamento. Este carácter se complementaba con su actitud ambiciosa, generosa y luchadora. Tampoco aceptaba el papel secundario social que se imponía a las mujeres de la época. Todo esto quedaría reflejado a lo largo de su vida.

    UN PRIMER MATRIMONIO DESDICHADO

    Si comenzamos el apartado de desgracias, perdió a su madre cuando era muy joven. Tiempo después, en 1846, se enemistaría con su padre al casarse con un capitán de caballería. Su padre tenía intenciones de casarla con otra persona. He de señalar, que independientemente de esto, la relación entre padre-hija nunca fue cordial. Pero este primer matrimonio no acabó bien. Pese a que he encontrado información contradictoria, los hechos apuntan a que el capitán falleció de cáncer en 1873. Moría dejando un hijo, el cual a su vez tendría tres hijas. Hijo que por cierto fallecería años más tarde.

    Duquesa de Santoña
    María del Carmen Hernández Espinosa de los Monteros, duquesa de Santoña.

    Quedaba así nuestra protagonista viuda con 43 años y viviendo en Madrid, último destino de su fallecido marido. He de señalar que el marido gozaba de cierto prestigio por méritos de guerra. Esto permitió a la duquesa codearse con parte de la élite social de la época. Y estos contactos son los que le iban a permitir reorganizar su vida a lo grande.

    LA DUQUESA DE SANTOÑA: NOBLEZA Y LUJO

    Tiempo después, Mari Carmen conocería a Juan Manuel Manzanedo y González, primer marqués de Manzanedo y a la larga primer Duque de Santoña. No está claro cuando ocurrió, aunque se apunta a un acto del Partido Liberal.

    EL MARQUÉS DE MANZANEDO Y DUQUE DE SANTOÑA

    Juan Manuel, de orígenes modestos, se había caracterizado por su meteórico ascenso social debido a sus negocios. Amasó una fortuna en Cuba, dedicándose al préstamo de dinero y al comercio de tabaco, caña de azúcar e incluso de esclavos. Tras dejar controlados sus negocios en Cuba, regresaría a la península. En esta nueva etapa, sus inversiones y apoyo a la monarquía borbónica volverían a catapultarle. Entre otras prebendas, recibió diversas condecoraciones y fue nombrado Marqués de Manzanedo en 1864.

    Y aquí fue clave el que tomase partido por los borbones. Nos situamos en el momento en el que España pasaba de la monarquía de Amadeo de Saboya a la primera república. Su apoyo económico y diplomático a Alfonso XII en estos momentos complicados le valieron la amistad personal del monarca.  Como agradecimiento, el futuro rey le concedió la grandeza de España y le nombró Duque de Santoña. Para hacernos una idea de su patrimonio, en 1873 reconoció disponer de un capital líquido de casi 140 millones de reales. Este valor, el cual se cree más alto, lo hacía ser una de las primeras fortunas del país.

    Duque Santoña
    Juan Manuel de Manzanedo, primer marqués de Manzanedo y primer duque de Santoña

    En el aspecto sentimental, el Duque había tenido con anterioridad una hija en Cuba pero fuera de matrimonio. La acabaría reconociendo legítimamente y esta muchacha tendrá un papel muy importante hacia el final de la entrada. Por el contrario, la relación del duque con la madre de la muchacha se acabó apagando y decidieron cada uno seguir su camino por separado.

    EL DUQUE Y LA DUQUESA DE SANTOÑA

    Volviendo a los protagonistas, hubo un flechazo entre ambos ya que se casaron en diciembre de 1873 (meses después de enviudar María del Carmen). Se comenta que el salero de nuestra protagonista y su afán luchador fue lo que cautivó a un Juan que se hallaba sólo sentimentalmente.

    El matrimonio entre María del Carmen y Juan provocó un gran salto social para ella y la elevó a una vida de opulencia. Para empezar, a modo de regalo de bodas (se dice que pedido por ella), Juan Manuel le compró el conocido como Palacio de los Goyeneche. Incluso lo pondría a nombre de la duquesa. Por comodidad, a partir de ahora utilizaré Duque y Duquesa para referirme a ambos.

    Palacio de Santoña
    Imagen de una sala del Palacio de los Goyeneche (denominado de los Duques de Santoña tras su compra)

    La Duquesa de Santoña invirtió una considerable parte de su tiempo reformando la residencia. Contrató para ello a arquitectos, pintores, escultores y artesanos de prestigio. El resultado fue un palacio lujoso y espectacular. Es otro ejemplo del gusto de la Duquesa por el lujo y por tener un alto tren de vida. Esto puede sonar superficial, pero no lo fue del todo como demostraré en breve. Y es que pese a tener casi todo lo que quería, no se dedicó a vivir cómodamente. Su instinto luchador y generoso salió a la luz como veremos más adelante.

    LA DUQUESA MENDIGA

    Si hay algo que nos demuestra la vida, es que las cosas pueden cambiar de la noche a la mañana. La Duquesa lo tuvo todo y acabó perdiéndolo por culpa del pasado.

    Como mencioné, el Duque de Santoña había tenido una hija en Cuba. La misma se había dedicado a vivir cómodamente en París, pero entró en escena a la muerte del Duque, acaecida en 1882. Y es que el Duque dejó una fortuna de casi 2.000 millones de reales, una de las más grandes del país. Malditas herencias que diría alguien.

    Esta hija cubana, Josefa Manzanedo e Intentas, interpuso una demanda para reclamar la totalidad de la herencia de su padre. Se iniciaba así un eterno proceso que acabó resolviéndose a favor de la misma.  Se piensa que diversas inquinas entre la nobleza favorecieron que esto ocurriese. Y es que el ascenso meteórico de la Duquesa no terminaba de ser visto con buenos ojos entre las élites sociales. En internet se pueden encontrar muchas posibles explicaciones del porqué. Unos aluden a su fuerte carácter y otros a envidias debido a su popularidad y fortuna. Incluso he leído que sus acciones caritativas con el pueblo madrileño no gustaban a las clases dirigentes.

    Josefa Manzanedo
    Josefa de Manzanedo e Intentas, la mujer que le arrebató la fortuna a la Duquesa.

    EL FIN DE LA DUQUESA

    Pese a las protestas de la Duquesa, la sentencia no cambió y de la noche a la mañana se vio sin recursos económicos. Sin ellos, no pudo hacerse cargo del palacio, y fue embargado/malvendido a José de Canalejas, futuro presidente del gobierno. Canalejas que por cierto sería asesinado por un anarquista en 1912, aunque esa es otra historia.

    La Duquesa de Santoña, que había pasado unos años rodeada de lujo, se vio en la ruina. Llegó incluso a ser conocida como la Duquesa mendiga, teniendo que vivir de la caridad de Madrid. Nunca se recuperaría.

    Su vida se apagó en 1894 (tenía 65 años), siendo enterrada en el cementerio madrileño de San Isidro. Josefa, la que le había quitado todo, no permitió que fuese enterrada en el panteón de su marido el Duque.

    Tumba Duquesa de Santoña
    Nicho de la Duquesa de Santoña en el Cementerio de San Isidro (Madrid)

    LAS OBRAS DE LA DUQUESA DE SANTOÑA

    Vayamos por fin a los aspectos de su vida por los que merece ser recordarda.

    Hay que entender que mientras el Duque vivió, su relación con la casa real fue muy fructífera obteniendo diversas concesiones. Por ejemplo, la admitieron en la Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa debido a su influencia y labor humanitaria con los niños.

    Y es que los niños fueron el eje central de su vida. En esa época, un cuarto de los niños nacidos no superaban el año de vida y un 40% no pasaba la edad de cinco años. Datos sin duda terribles. A Madrid se la conocía en algunos círculos como la ciudad de la muerte por la alta mortandad de personas, especialmente niños. También resultaba descorazonador el alto número de niños huérfanos.

    EL PRIMER HOSPITAL DE NIÑOS DE ESPAÑA

    Respecto a los huérfanos, la Duquesa lo había vivido en sus carnes. No sólo por perder a su madre, sino porque sus tres nieta quedaron huérfanas de ambos padres. Así que su preocupación por los niños, sumada a que no existía e Madrid ningún hospital para ello motivó una gran acción. La Duquesa construiría un hospital infantil. Su primera acción fue fundar la Asociación Nacional para la Fundación y Sostenimiento de Hospitales de Niños en España.

    Sus horas de esfuerzo quedarían recompensadas cuando una Real Orden le autorizó la fundación de hospitales en España. Y el resultado fue la creación en 1877 del Asilo y Hospital del Niño Jesús. Un hospital que contaba con consultas especializadas y modernas de pediatría, cirugía y oftalmología. Sin duda un hito sanitario español, al ser el primer hospital pediátrico fundado en España.

    Hospital niño jesís
    Fachada del Asilo y Hospital del Niño Jesús, primer hospital pediátrico de España.

    Su éxito fue rotundo y el hospital pronto se quedó pequeño, comprando para ello la Duquesa unos terrenos sobre los que construir un nuevo hospital. El mismo se abrió al público en 1881, siendo aún más impresionante que el anterior. El Duque sufragaría gran parte de los gastos, pero como estos eran muy elevados, la Duquesa ideó un plan.

    LA LOTERÍA Y EL SORTEO DEL NIÑO

    La idea consistía en organizar una rifa vendiendo boletos. Los ingresos obtenidos, salvo el importe de los premios irían a sufragar el nuevo hospital. A la rifa se la conocería como “Rifa Nacional del niño”. Como muchos habréis podido pensar, aquí se encuentra el origen de la famosa lotería del niño.

    Pues sí, en su afán por ayudar a los más pequeños, creó algo que perdura en la actualidad. Hay que señalar que el sorteo se perdió durante algún tiempo y que en 1941, el franquismo lo recuperó. Pero el historiador Gabriel Medina ha hallado pruebas contundentes que demuestran que el origen se debe a la Duquesa. Sorteo al que Alfonso XII eximió del pago del tributo del 4% que se aplicaba sobre cualquier rifa.

    Sorteo del niño
    El sorteo del niño tuvo su origen en una rifa organizada por la Duquesa para recaudar fondos para un hospital

    Pero sus acciones no acabaron aquí. A la par que realizaba estas tareas, la Duquesa donó importantes cantidades de dinero a asociaciones que cuidaban a niños huérfanos. También a familias caídas en la ruina por el fallecimiento de alguno de sus miembros en la guerra. Su actividad le llevaría a su tierra natal, llegando a instalar la primera destilería de alcohol de la caña de azúcar de la costa granadina. Destilería que tendría por nombre “Las Tres Hermanas” en honor a sus nietas. Otra acción por la provincia de Granada fue la construcción de un balneario de aguas medicinales en Lanjarón.

    CONSECUENCIAS

    Lo tuvo todo y todo lo perdió. Cruel destino para una mujer que luchó valientemente en un mundo donde la sociedad las relegaba a un segundo plano. Dedicó tiempo y dinero a mejorar las condiciones de vida de mujeres y niños. Ayudó a crear un  hospital que sigue siendo puntero en el estudio de patologías infantiles. E incluso creó el sorteo de loteria del niño, sorteo que perdura en la actualidad.

    Mi humilde tributo a esta mujer, la cual me ha vuelto a enseñar que pese al decaimiento español de la época, hubo grandes personas cuya historia no se debe olvidar. Descanse en paz y en nuestra memoria esta valiente motrileña.

    Duquesa de Santoña

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    ¡Nos vemos la semana que viene!

    BIBLIOGRAFÍA

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