ÁNGELA RUIZ ROBLES, LA PRECURSORA DEL EBOOK
Si generalmente los españoles solemos desconocer aquellos compatriotas cuyo esfuerzo fue importante en la historia de la ciencia, en el caso femenino el desconocimiento llega a proporciones de agujero negro. Un mismo servidor reconoce su parte de culpa en ello, pues hasta hace poco como mucho podía mencionar como a una o dos dos mujeres españolas cuyos trabajos habían provocado avances significativos. Es por esto que hoy me propongo sacar del baúl del olvido a una mujer que no sólo ideó algo impresionante para la época, sino que puede ser considerada como un ejemplo a seguir aún hoy en día.
UNA MUJER ADELANTADA A SU ÉPOCA
Ángela Ruiz Robles, más conocida como Doña Angelita, es una personalidad de esas que encierra una historia entrañable. Vivió entre 1895 y 1975, vida que le dio para ser un referente cultural dentro del modesto alcance que la sociedad de la época le permitió tener. Siempre estuvo ligada a la educación, donde fue maestra y directora de diversas escuelas, llegando a recibir varias distinciones por su dedicación y compromiso.
Pero esta mujer no sólo enseñaba con la palabra, pues llegó a escribir varios libros sobre ortografía española y taquigrafía (sistema para transcribir al papel un mensaje a la misma velocidad que se habla). Estos libros sumados a su afán educador llagaron a ser esenciales para enseñar a leer y escribir a muchos españoles, preparando del mismo modo a otros para el ingreso en puestos de funcionarios y de diversa índole administrativa.
Pero por si esto no fuese poco para la época (hay que tener en cuenta las enormes limitaciones sociales que tenían las mujeres aún en pleno siglo XX en España), Doña Angelita hizo sus pinitos como inventora. Tras colaborar en algunos proyectos para crear y perfeccionar una máquina taquimecanográfica (que facilitó el paso a papel de muchos mensajes hablados), se centró en el diseño de lo que sería conocido como su “Enciclopedia mecánica”, sin duda el precursor del libro electrónico, nuestro lector ebook de hoy en día.
Se cuenta que la inventora buscaba idear un sistema que hiciese mucho más atractivo el proceso de aprendizaje, de modo que requiriese menor esfuerzo bruto (con bruto me refiero al orden imperante de aprender de memoria sin comprender) y que aliviase las cargas de peso que sus alumnos debían soportar cada día en sus mochilas al tener que transportar pesados libros que incluyesen todo lo enseñado en las asignaturas.
Y aunque esta idea es impresionante, lamentablemente durante más de medio siglo no ha cuajado, pues actualmente los jóvenes siguen cargando una ingente cantidad de libros a clase a pesar de que existe tecnología de sobra para aliviar o hacer más llevadera esta carga.
LA ENCICLOPEDIA MECÁNICA
Pero volvamos a su enciclopedia mecánica. Ella también teorizaba que no sólo se beneficiarían de ello sus alumnos, pues se les dotaría a los profesores de nuevas y variadas herramientas pedagógicas que permitiesen adaptar el nivel a las necesidades de cada niño. Veamos algunas explicaciones:
«Aligera el peso de las carteras de los alumnos, hace más atractivo el aprendizaje y adapta la enseñanza al nivel de cada estudiante. Portátil, que pese poco, de uso en casa y en el colegio, con la posibilidad de adaptarse a alumnos de todos los niveles y a los que tengan problemas de visión. Apoya al aprendizaje con sonidos. Enseña varios idiomas. Facilita el aprendizaje en la oscuridad incorporando luz. Da soporte para que otros maestros añadan sus propios materiales y aminorar costes». «Los libros mecánicos proporcionan muchísimas ventajas. El mío ha sido ideado para todos los idiomas y facilita grandemente el trabajo a profesores y alumnos. Audiovisual, responde al progreso del vivir actual y cumple las leyes de enseñanza general. Por su calidad de internacionalidad, facilita en el mundo el arte de enseñar a profesores, pedagogos, especialistas de la enseñanza. Es atractiva y práctica. Se trata de una pedagogía ultramoderna que actúa las realidades pedagógicas. Auxilia a la ciencia de la Enseñanza y creo que cumple los fines que me he puesto al idearlo»
Por lo tanto tenemos una idea que permite un aprendizaje intuitivo y más ameno, aligerar el peso de los libros y disponer al alcance del profesorado de más recursos. Pero, para evitar liaros, os dejo un extracto que apareció en una revista de la época explicando el invento:
“Abierta, consta de dos partes. En la de la izquierda lleva una serie de abecedarios automáticos, en todos los idiomas: con una ligerísima presión sobre un pulsador se presentan las letras que se deseen, formando palabras, frases, lección o tema y toda clase de escritos. Arriba los abecedarios, y a la derecha una bobina con toda clase de dibujo lineal, y en la de la izquierda otra con dibujo de adorno y figura. En la parte inferior de los abecedarios, un plástico para escribir, operar o dibujar. En la parte interior, un estuche para guardar asignaturas. A la derecha van las asignaturas, pasando por debajo de una lámina transparente e irrompible, pudiendo llevar la propiedad de aumentos, pueden ser estos libros luminosos e iluminados para poder leerlos sin luz. A la derecha e izquierda de la parte por donde pasan las materias lleva dos bobinas, donde se colocar los libros que se desee leer en cualquier idioma; por un movimiento de los misma van pasando todos los temas, haciendo las paradas que se quieran o queda recogido. Las bobinas son automáticas y puede desplazarse del estuche de la Enciclopedia y extenderse, quedando toda la asignatura a la vista; puede estar sobre una mesa (como los libros actuales) o perpendicular, facilitando comodidad al lector, evitando con ello gran número de esfuerzos intelectuales y físicos. Todas las piezas son recambiables. Cerrado, queda del tamaño de un libro corriente y de facilísimo manejo. Para autores y editores el coste de sus obras se aminora considerablemente, por no necesitar ni pasta ni encuadernado y queda impresa de una tirada, o cada una de sus parte (si consta de varias), resultando este procedimiento un bien general”
Es muy curiosa la descripción pero aún lo es más el nombre que recibió la patente registrada a su nombre en 1949: “Procedimiento mecánico, eléctrico y a presión de aire para lectura de libros” (Patente nº 190.698 y que podéis ver clicando al final en la bibliografía).
Como veis, se incide mucho en la palabra mecánico, en contraposición a los sistemas electrónicos que más tarde se desarrollarían. Y es que aunque la electrónica sufrió un gran avance durante la segunda guerra mundial, en España estas mejoras tardaron mucho en llegar, por lo que ante el desconocimiento de estos sistemas, muchos teorizaron sobre el potencial que la mecánica podía llegar a desarrollar para ser utilizado en la vida cotidiana.
Pero esta primera idea aunque muy potente tenía algunos inconvenientes. El primer modelo era algo engorroso y la necesidad de diferentes “cartuchos” y herramientas lo hacían algo complejo. Por eso decidió mejorar el sistema registrando una nueva patente en 1962 la cual venía a ser un “aparato para lecturas y ejercicios diversos”. Este modelo sustituía los componentes mecánicos por otros más sencillos y compactos, además llevaba integradas las asignaturas en un único módulo (evitando el tener que cargar con todos ellos) e incluía un aparato para reproducir sonidos y escuchar las lecciones. Del mismo modo ideó una especie de maletín para facilitar su transporte.
¿Pero por qué no cuajó? Pues por la misma y sencilla traba que provocó que muchos inventores españoles tuvieran que emigrar para hacer realidad sus inventos: La falta de financiación y apoyo social. Por lo tanto, aunque ella siempre tuvo el sueño y estuvo pendiente a diferentes posibilidades para llevarlo a cabo, no pudo ver realizados su sueño. Recordemos al igual que en la entrada dedicada a Nikola Tesla, que para que un invento fuese exitoso debía también de tener asociado un componente de márketing y publicidad para generar un deseo de adquisición. Y esto en la España de la época era complicado. Aun así cuentan que recibió ofertas desde EEUU para comprar sus patentes, pero ella las rechazó, ya que tenía la ilusión de que su enciclopedia se hiciese realidad en su país de origen.
De todos modos entre idea e idea llegó también a desarrollar una especie de atlas gramatical español, otro recurso educativo importante que llegó a ser reconocido y otro ejemplo más de su enorme afán por modernizar la educación y el nivel de alfabetización de los españoles.
FINAL Y LEGADO
Doña Angelita, apodo cariñoso cargado de reconocimiento popular, falleció en 1975 tras una vida llena de lucha y progreso. No vio triunfar su invento, pero todos debemos agradecer su esfuerzo al igual que tantos otros profesores, los cuales día a día son los albañiles de los peldaños que forman una escalera para ser mejores personas.
La historia nos dice que el libro electrónico fue patentado por un estadounidense en 1971, y aunque la enciclopedia mecánica difiere en tecnología respecto a éste, no hay que olvidar que es justo llamarlo su predecesor porque por un lado es anterior a los años 70 (como hemos visto la primera patente es de 1949) y por otro su objetivo venía a ser el mismo, un libro sin páginas y que “cargase” con multitud de información en poco espacio.
Es llamativo observar que gozó de popularidad dentro del régimen franquista, a pesar de que también sufrió algunos recelos por ser una mujer que “se salió” de los muy conservadores límites sociales de la época. En ella se esperaba que las mujeres fuesen buenas amas de casa, esposas y madres, estando el resto fuera de lo que era considerado como “bien visto”.
Por lo tanto, tiene doble mérito. No sólo por su esfuerzo por modernizar la educación y mejorar la base cultural de los españoles (una tarea asombrosa), sino porque se pudo abrir un camino entre los condicionantes de la época, demostrando a la sociedad que las mujeres también eran y son capaces de grandes logros.
Así que por todo esto, gracias Doña Angelita.
¡Nos vemos la semana que viene!
Descubre a otros Españoles olvidados