ARTE GRÁFICO PARA REFLEXIONAR
Hace cosa de un mes dediqué una entrada a los excelentes dibujos de un artista polaco. Elegí 6 de entre el total de su prolífica carrera e hice una pequeña reflexión con cada uno de ellos. Tras haber repasado otra vez esa entrada, me sigo dando cuenta del carácter tan explícito de las obras del artista (Pawel Kuczynski) y del poder de reflexión que encierran. A pesar de todo quiero señalar que un mismo dibujo tiene multitud de interpretaciones y que un servidor ha querido comentar aquella que más cosas le sugiere. Esta vez por lo tanto, os traigo una nueva remesa de imágenes que espero que las disfrutéis.
La cara oculta del dinero
Por todos es sabido que el dinero es capaz de atraer a lo mejor y lo peor. El dinero permite realizar proyectos cuyas consecuencias sean beneficiosas para millones de personas o puede ser la raíz de problemas y miserias. La fotografía que muestro a la izquierda da la idea de esta segunda posibilidad. El dinero, como acabo de mencionar es un vehículo entre unos recursos y medios y unos objetivos. Ya sea en papel, en moneda o electrónico, no deja de ser “algo” a lo que le damos un valor con el fin de poder utilizarlo para la obtención de otros recursos o servicios. Es la confianza que depositamos en su valor lo que realmente hace que sea un objeto codiciado y no un simple papel o trozo de metal y esto último tendemos a olvidarlo en muchas ocasiones. Pero, ¿qué pasa cuando el dinero deja de ser un vehículo en sí y se convierte exclusivamente en una forma de ganar más dinero? Pues que toda su conexión con el exterior desaparece. Y desaparece hasta el punto de que se convierte en un arma más peligrosa que una pistola y más mortífera que una bomba.
El ansia de dinero provoca hechos lamentables como que se utilice para especular contra la prima de riesgo de un país para elevarla y sacar tajada (forzando a sus ciudadanos a sufrir recortes para pagar los intereses del mismo) o a financiar guerras con el fin de controlar recursos estratégicos que aseguren una mayor cuota de mercado. Sin él, muchas de estas actividades no serían posibles. A modo de ejemplo cada vez que en la actualidad se habla de un conflicto en los medios de comunicación (ya sea en Ucrania, Siria o algún país africano), siempre me pregunto cómo consiguieron las armas ambas facciones y qué objetivos tienen aquellos que con su dinero financian cada guerra. Si realmente uno pudiese estrujar todo lo que significa un billete, habría que estar preparado para las cosas que podrían aparecer ante nuestros ojos.
Un océano de lectura
En una frase atribuida a Miguel de Unamuno, éste exclamaba que “Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee”. Aunque pueda resultar muy manido, la lectura en general es un tema tan importante como al mismo tiempo pobremente seguido por grandes sectores de la sociedad actual. El leer un libro puede tener muchas ventajas, siendo la principal el hecho de desarrollar nuestra mente. Sea cual sea su temática o su calidad, un libro siempre enseña algo y guarda una reflexión que puede ser muy útil a la hora de interaccionar con la sociedad que nos rodea. En este dibujo, uno observa que las páginas de un libro son la orilla de un mar de lectura donde en sus aguas se encierra el saber y parten las rutas hacia lugares desconocidos. El bañarse y navegar en sus aguas nunca dejan indiferente a nadie. Aunque puede que esto último suene demasiado filosófico, es importante saber que el hábito de la lectura es mucho más sano de lo que pudiese parecer. Volviendo a la frase de Unanumo, uno no deja de ver un deje de reproche, pues cuanto más sepamos por un lado será más posible aprender más cosas y por otro lado más difícil que nos engañen.
Un guardián sin armas
La ONU desde hace algunas décadas no pasa por sus mejores momentos de popularidad. Ha quedado patente en multitud de ocasiones que es una organización que tiene unos objetivos que suenan bien pero que es impotente ante las acciones de las principales superpotencias. En muchos conflictos, aún pudiendo haber actuado de antemano, la ONU no tuvo ni el arrojo ni el poder de pararlos. En multitud de ocasiones hemos visto a los soldados con cascos azules en lugares muy recónditos del planeta intentando controlar la situación, pero ha quedado de nuevo patente la dificultad de actuación y de control de sus zonas (por ejemplo recomiendo la película Hotel Ruanda para ver esto). A pesar de esta gran crítica, no hay que desmerecer en un 100% su trabajo, sino criticar simplemente la incapacidad diplomática que han manifestado en ocasiones.
La fotografía con la que ilustro este apartado es en mi opinión un claro ejemplo de eso. A lo lejos vemos una ciudad en conflicto y en el primer plano unos soldados “bombardeándola” con pan. Es curiosa la forma de suministro del alimento, porque por un lado indica lejanía al punto real del conflicto (lejanía tanto física como teórica al no poder en muchos casos actuar en los tejemanejes del conflicto ni en sus localizaciones), y por otro remarca la función militar de la organización y por lo tanto el carácter militar de muchas de sus acciones. Sin duda, en el ambiente geoestratégico mundial actual si la ONU fuese realmente una organización independiente y con poder diplomático, muchos de los sangrientos conflictos actuales no hubieran tenido lugar. Y esto hace preguntarme, ¿quién está detrás de la ONU?
“Bonita” contaminación
Desde hace décadas la contaminación del planeta ha pasado a un primer plano (al menos en teoría). Las preocupaciones ecológicas han aumentado, las campañas en pro de la concienciación también y éstas se han introducido en los colegios como medio de intentar explicar a los más jóvenes la importancia de preservar el medio que nos rodea. Pero si hay algo característico del ser humano, es que mientras no veamos el desastre enfrente de nuestra casa, no tendemos a actuar. Si uno observa una zona realmente contaminada tiende a evitar mirarla y pasar por ella salvo que no le quede más remedio. Pero hay algo peor que no deja de de ser curioso. Y es el hecho de que si algo luce bonito, aunque sepamos que en el fondo esconde auténtica podredumbre, nuestras conciencias apagan sus lucecitas de alarma y tendemos a relajarnos y continuar sin problemas con nuestras vidas. La fotografía ilustra esto de manera maravillosa. Por lo que he podido escuchar a lo largo de mi vida, existen muchas fábricas, que debido a que el humo que generan es negro han recibido críticas y han sido relacionadas como contaminadoras. Por ello, añaden un producto que convierte el humo en blanco, y aunque viertan la misma porquería al medio (añadida con lo que pueda aportar el compuesto blanqueador), hace pensar a uno que se trata de humo “limpio” y que por lo tanto todo lo malo que psicológicamente podíamos pensar desaparece.
Y no digo que cerremos todas las fábricas, sino que si decidimos actuar por el camino ecológico, seamos consecuentes con nuestras decisiones y no en función de lo que nos interese en cada momento. Otro ejemplo claro lo vemos en canteras o algunos tramos de carretera que debido a su construcción se le ha realizado un buen “tajo” al medio que le rodea. Como visualmente eso suele quedar horrible, en algunos lugares (véase China y también España) se decidió pintar el terreno con pinturas de tonos verdosos. El resultado aunque pudiese atenuarse su impacto visual (depende también de cómo lo mire uno), es un daño ecológico mayor, ya que las pinturas tienden a contaminar en gran medida lo que le rodea y evita que ningún tipo de vida pueda desarrollarse allí. Pero da igual, luce bonito y tristemente es eso lo que en muchos casos prima.
Una cárcel de 6 caras
La ludopatía es en la sociedad actual una enfermedad grave que acaba provocando la ruina personal (no sólo económica) de una persona y de aquellas que le rodean. Es mucho más común de lo que pudiese uno pensar a simple vista y parte del deseo de enriquecerse a través del juego. Si uno se fija, Hollywood ha conseguido que pensemos en ciudades como Las Vegas como urbes de lujo y fama donde es fácil tener éxito y ganar millones. Pero rara es la película que analiza realmente lo que pasa. Si realmente fuese tan fácil enriquecerse, los casinos hubiesen durado allí semanas, pues sencillamente no hubiesen sido rentables. Pero centrémonos en el juego en sí.
La foto muestra un dado que es en realidad una cárcel que aprisiona a un individuo y lo acaba condenando al desastre. Muchas personas comienzan en el juego simplemente por curiosidad y antes de que se den cuenta están poniendo sobre la mesa fuertes sumas de dinero. Y aunque ellos crean que controlan y que sólo sufren rachas temporales de mala suerte, rara vez analizan que el juego en sí es puro azar estadístico (aunque uno pueda saber de probabilidades, al final es esclavo de ellas). Pero si algo ha quedado patente en más de una ocasión, es que aun después de haberse arruinado y haber condenado a su entorno al desastre uno no aprende la lección y tiene claro que en cuanto gane dinero de nuevo lo invertirá en el juego. Meditemos al respecto y si conocéis a alguien con este problema intentad suavemente hacedle ver el daño que puede provocar a su entorno.
Explotación infantil
De entre todas las fotos de la entrada, esta es sin duda la más terrible. No hay nada más que ver la foto un par de veces para ver la paradoja cruel. Pero lo peor de todo es que es cierto. Según el punto del globo en el que uno tuvo la suerte (o mala suerte) de nacer sus posibilidades de tener una buena vida varían considerablemente. Hace algún tiempo recuerdo que vi un documental (lamentablemente no recuerdo el nombre) en el cual un balón de fútbol era el protagonista. Partía desde su creación y cosido en su fábrica donde se producía explotación infantil hasta que acababa siendo un regalo para un niño. Es muy duro aceptar que el objeto que provocará la diversión de un niño parte de la pena y la explotación de otro. Es aquí cuando te das cuentas de las crueles diferencias entre el mundo rico y el pobre.
Mientras que en el mundo “rico” tenemos cientos de objetos para disfrutarlos, en el pobre esos objetos son por un lado motivo de desesperación y por otro la única manera de sobrevivir. Occidente consume a diario millones de estos productos de origen oscuro y rara vez pensamos en quién los realizó. Las compañías, preocupadas por su imagen aseguran que no utilizan mano de obra infantil, pero nuestra curiosidad no va más allá y rara vez comprobamos por la red la veracidad de esta información (porque no queremos asumir que somos parte del problema al comprar esos productos). Y el darle la espalda al asunto nunca es la solución. Reflexionemos sobre esta situación y concienciémonos con el fin de intentar evitar abusar de estos productos que enriquecen a algunas personas y condenan a niños a malgastar su juventud y sacrificar su futuro.
Hasta la semana que viene