CRUCIGRAMAS Y ESPÍAS
Saludos una semana más. Hoy os traigo una entrada curiosa con unos hechos que aunque quedaron en una mera anécdota, pudieron haber tenido una enorme repercusión en el desarrollo de la segunda guerra mundial.
Y es que si algo nos enseña la historia, es que el espionaje y tu habilidad de contraespionaje son algo esencial a la hora de mantener ocultos tus secretos y evitar que el enemigo descubra tus planes. Me pregunto cuántas grandes operaciones y cuántos grandes militares habrán quedado en nada por el simple hecho de que sus planes o bien fueron descubiertos por el enemigo por su gran habilidad de espionaje o bien la pésima gestión de los mismos, a nivel de mantener el secreto, provocó que mucha gente descubriese estos planes.
Hoy os traigo una anécdota de la segunda guerra mundial, una de las muchas que tuvieron lugar, la cual provocó una investigación en el mando aliado e incluso que los nazis hubieran podido obtener información sobre el archiconocido desembarco de Normandía.
OPERACIÓN OVERLORD, EL DESEMBARCO DE NORMANDÍA
Como os podéis imaginar, una operación de semejante envergadura e importancia requería un control muy estricto de la información. Creo que el secretismo queda más que justificado, ya que si los alemanes hubiesen descubierto el lugar de desembarco, posiblemente la operación Overlord hubiera sido uno de los mayores fracasos militares de la historia.
Entre estas medidas parece que decidieron aplicar un sistema de palabras y frases lo suficientemente complejo para que sólo un número muy reducido de personas supiesen de lo que se estaba hablando. Así, tenemos términos como el propio nombre en clave de la operación, Overlord (Comandante en jefe), o los propios nombres de las playas de desembarco, Juno, Sword, Gold, Omaha, Utah…
El mayor secreto de la operación era sin duda el lugar de desembarco. La inteligencia alemana sabía que los aliados estaban preparando una operación de gran magnitud, pero desconocían el lugar donde ésta se llevaría a cabo. En el alto mando alemán había una disputa al respecto. Por un lado tenemos a Hitler y a una serie de generales, los cuales pensaban que el mismo tendría lugar en la región francesa conocida como Pas-de-Calais, la cual era la distancia más corta entre Gran Bretaña y la Europa continental.
Por otro lado, tenemos al comandante en jefe de la Muralla Atlántica (la red de fortificaciones para defensa ante un desembarco), Erwin Rommel, el cual sospechaba que la operación podía llevarse a cabo más al suroeste, incluyendo las playas de Normandía. Aunque hoy no corresponde contar esta historia, dejadme que os diga que hubo un doble espía español, Juan Pujol García (alias Garbo), el cual se encargó de convencer a Hitler de que el desembarco tendría lugar en Pas-de-Calais. Esta historia algún día nos hará una visita en el blog…
Pasemos ahora a tratar el asunto de los crucigramas, el cual hizo entrar en pánico al alto mando aliado.
LOS CRUCIGRAMAS DEL PÁNICO
Sí, habéis leído bien. Unos crucigramas iban a ser responsables de una anécdota muy curiosa, la cual no sería desvelada hasta muchos años más tarde.
El día 27 de mayo de 1944, el diario británico Daily Telegraph, en su sección de pasatiempos, publicó un crucigrama donde una de las respuestas era “Overlord”, que como he dicho en varias ocasiones, era el nombre en clave para los desembarcos en las playas de Normandía.
Algunos dentro del ejército, interpretaron la aparición de esa palabra como algo sospechoso, y más cuando restaban menos de dos semanas para que los desembarcos tuviesen lugar. Tras ser comunicado al alto mando, parece que cundió el pánico y rápidamente se dio orden de investigar el suceso a fondo por si había que desenmascarar a un agente alemán.
Y lo que ocurrió al investigar no gustó a nadie. Según la bibliografía consultada, parece que algunos militares ya habían comenzado a fijarse en estos crucigramas días antes y veréis por qué.
El día 19 de mayo, 8 días antes de que apareciese Overlord, en otro crucigrama, una de las palabras respuesta era Utah, siendo definida como “Estado de los EEUU”. 3 días más tarde, le tocó el turno a Omaha, quedando definida como “Indio rojo en el Missouri”. Si os fijáis, ambas correspondían a nombres en clave utilizados para las playas de desembarco. Pero la cosa no quedó ahí, pues el 30 de mayo, apareció la palabra Mulberry, que era el nombre en clave de los muelles flotantes que los aliados iban a utilizar para transportar y desembarcar el equipo en las playas de un modo rápido y seguro. Y para rematar, el día 1 de junio apareció la última palabra, Neptuno, nombre en clave del despliegue naval de apoyo al desembarco.
Así que el Alto Mando aliado, vio una clara relación entre estos nombres y la operación y temiendo que los alemanes tuviesen información avanzada, mandó desenmascarar al autor de los crucigramas.
A LA SOMBRA DE LOS CRUCIGRAMAS
Y llegados a este punto, os presento al autor de los mismos, el cual respondía al nombre de Leonard Dawe. Leonard era un profesor de 45 años con una vida curiosa y variada pues había sido futbolista de cierto renombre, había luchado en la primera guerra mundial y servido en diversos destinos de Oriente Medio.
En 1925, tuvo la oportunidad de dar rienda suelta a una de sus aficiones; los crucigramas. Ese mismo año sus ejemplos empezaron a ser publicados en el Daily Telegraph, algo que siguió ocurriendo en el tiempo hasta los hechos tratados en esta entrada.
Una vez descubierta su identidad por el servicio de inteligencia británico, Dawe fue detenido, interrogado y su vida investigada a fondo. Pero el resultado de las investigaciones no arrojó nada concluyente, ya que no se encontró ninguna relación con los nazis ni con nada relacionado con la planificación y ejecución del desembarco de Normandía. Aun así, Dawe fue confinado bajo vigilancia en su domicilio hasta que el desembarco tuvo lugar.
Llegados a este punto, toca hablar un poquito de historia. Como muchos sabréis, la operación Overlord fue un éxito, logrando los aliados desembarcar en varias playas y establecer cabezas de puente. A partir de ellas, la invasión sería imparable y los aliados irían avanzando por Francia primero y por Alemania y el Benelux después hasta el final del conflicto.
¿Os podéis imaginar el miedo de Leonard Dawe y el trato que tuvo que sufrir en un momento tan determinante de la segunda guerra mundial? Supongo que la experiencia le marcó y le haría ser más cuidadoso. Pero aun así, siguió publicando sus crucigramas hasta su muerte, acaecida en 1963. Dicen que las pasiones no entienden de peligros…
Pero un momento, ¿Fue todo una casualidad o hay una explicación para la aparición de estas palabras?
EL PORQUÉ DE LAS PALABRAS
Según he podido leer, el suceso fue revelado en 1984, cuatro décadas después de los desembarcos. Ronald French, un alumno de Dawe en la época, reveló en una entrevista que la culpa de todo la había tenido él.
Parece ser, que con el fin de obtener nuevas palabras y definiciones, Dawe pedía a sus alumnos que le sugiriesen ejemplos, los cuales serían revisados por el mismo profesor.
Y quiso la casualidad que cerca de la escuela, se encontrase una base norteamericana en la que estaban destinados varios implicados de la operación Overlord. Según French, la discreción del personal era lamentable y en más de una ocasión salían de las instalaciones hablando de detalles técnicos de la operación. Estas palabras sueltas, llamaron la atención del alumno, las cuales con el fin de agradar a su profesor, se las puso en bandeja, aunque sin saber el porqué del uso de las mismas.
Estamos sin duda ante un ejemplo de cómo una simple palabra o comentario puede tener una influencia atroz y provocar el riesgo de una operación en la que se jugaban la vida miles de personas y en definitiva el mundo entero.
Sin duda el mejor consejo que os puedo dar es reflexionar sobre la información que transmitís, y sobre quién puede estar escuchándola. No en vano hay un refrán que asegura que “las paredes escuchan”.
Si os ha gustado esta entrada, os dejo con otras entradas sobre la segunda guerra mundial.
¡Nos vemos la semana que viene!
BIBLIOGRAFÍA
La anécdota ha sido obtenida en su totalidad de la siguiente obra:
- Pedro Pablo García May (2017), Errores militares. Editorial Robinbook