EL DRAMA DEL COLTÁN
Recuerdo hace varios años que cuando vi la película Avatar, salí del cine con la sensación de haber ya vivido ese argumento. Y me refiero a la parte donde la explotación de un mineral con alta rentabilidad justifica la guerra, la destrucción y el asesinato de personas. Muy tristemente en nuestro mundo actual tenemos las mismas actuaciones centradas sobre todo en países africanos y algunos de América. En la película este mineral se llamaba unobtainium y en la realidad se llama coltán.
Pero exactamente, ¿Qué es el coltán? ¿Y por qué es el responsable junto con la avaricia humana de tantos conflictos bélicos?
El coltán, nombre reducido del compuesto columbita-tantalita, es un mineral superconductor eléctrico, es decir, conduce la corriente eléctrica sin apenas pérdidas permitiendo que con tamaños inferiores se obtenga el mismo resultado que con otros materiales y mayores dimensiones. Estas dos características han sido esenciales para que “el oro gris”, como es denominado, se haya aplicado de forma masiva en muchos aparatos electrónicos, destacando telefonía móvil, los portátiles y las videoconsolas.
Ahora bien, como todo material mineral, para su obtención se ha de localizar una mina para extraerlo, procesarlo e introducirlo en el mercado, y lógicamente estos luegares no están uniformemente repartidos por el mundo. Si analizamos donde se dice que se encuentran las reservas, se ve claramente como el destino de un país está ligado a este mineral. La república democrática del Congo, antigua Zaire y denominado con aún más anterioridad como el Congo belga, posee el 80% de las reservas mundiales, seguido de Brasil con un 10% y con el otro 10% repartido en países como Australia y Colombia.
La república democrática del Congo, ha sido un país que desde su independencia de Bélgica ha estado siendo destrozado con golpes de estado, guerras e insurreciones tanto por guerrillas internas como por países limítrofes. Es muy curioso que pequeños países como Burundi, Uganda, Ruanda y Sudán del sur, países que tristemente son títeres de otros más grandes o de corporaciones, mantienen guerras en regiones fronterizas por el control del coltán, además de diamantes, oro, plata, cobalto, arsénico y otros minerales que alcanzan un gran valor en el mercado occidental y asiático.
En concreto es el este del país, en la región de Kivu, donde por razones geológicas se encuentran las principales vetas de coltán del país (y del mundo). Aquí las peleas entre el ejército congoleño, las guerrillas congoleñas y extranjeras tienen lugar bajo la atenta mirada de gobiernos occidentales y asiáticos, quienes juegan sus bazas financiando a diversos grupos para seguir pudiendo controlar el mercado de este jugoso mineral. En el caso de que una de las guerrillas empiece a actuar con algún sentimiento contrario al de las corporaciones, la solución es muy simple, ya que se financia a otra para que acabe con la primera. Aunque nunca se busca que una sola facción domine a las demás, pues por su posición de poder podría provocar un quebradero de cabeza a las empresas que obtienen el mineral (quebradero temporal ya que pronto se enviarían efectivos para retornar a la posición de origen).
En la zona sur de Kivu, la principal facción guerrillera reconocida (aunque no la única) es la denominada FDLR, que traducida del francés viene a significar Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda. Esta facción, esta principalmente ligada a la etnia Hutu, la responsable del genocidio ruandés de la etnia Tutsi en 1994 y que debido a un golpe de estado en el país, para evitar las nuevas represalias ahora de los Tutsis contra los Hutus, invadieron el este de la república democrática del Congo. En términos puramente profesionales (aunque podridamente éticos) esta es la guerrilla perfecta para las grandes corporaciones interesadas en el coltán, pues al encontrarse en guerra por el oeste con el ejército congoleño y por el este por Ruanda y supuestamente perseguidos por la ONU por sus crímenes, sólo les queda para mantenerse con vida el suministro de armamento procedente de los principales países del mundo a cambio de un suministro constante de coltán.
En la zona norte, la principal facción es la CNDP, que traducida del francés, viene a ser el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo. Este grupo, de etnia tutsi (contrario y en guerra con el FDLR y apoyado por Ruanda), gestiona las minas del norte de Kivu. Es curioso los nombres que utilizan para sus facciones y que sus máximos líderes aseguren estar cumpliendo misiones divinas para salvar al país, aunque lo único que hacen es utilizar la religión como justificación de sus crímenes.
A esta facción se le suman otras y la propia corrupción estatal. En el siguiente enlace vienen muchas facciones que lucharon en la conocida como Segunda guerra del Congo, y aunque ésta acabó formalmente en el 2003, muchos de estos grupos siguen operando en distintas regiones del país:
Por cierto, la ONU tiene varios miles de cascos azules en la zona, pero tras muchos años de estancia se puede comprobar que su función oficial ha sido en vano, pues la situación bélica de la zona sigue siendo muy elevada (realmente si se quisiese poner fin a esta situación, ya se habría hecho utilizando los medios que fuesen necesarios).
La táctica seguida por los diferentes grupos de países interesados en el coltán es simple:
1) Los países anglosajones, desde Gran Bretaña, pasando por los EEUU, Canadá y Australia, se afanan por utilizar estos países-satélite fronterizos, así como de financiar a los diversos grupos guerrilleros de dentro del país. De este modo, de cara a la galería todo queda como que hay una serie de guerras y golpes de estado que responden a problemas de peleas de diferentes etnias, religiones u otras características. Los medios de comunicación vomitan estas noticias y en muchos casos son creídas por las masas, quien ante definiciones de catástrofes humanitarias ponen su buena voluntad donando alimentos y dinero, los cuales en muchos casos acaben en los bolsillos de las guerrillas de turno.
2) Los países englobados dentro de la Unión Europea (Gran Bretaña en estos casos suele actuar dentro de su esfera de influencia anglosajona), generalmente con una mentalidad progresista (al menos teóricamente) necesitan de una gran justificación que suene bonita para enviar efectivos militares a una región, aunque el verdadero objetivo sea otro. En el caso del coltán, para introducirse en el país, montaron una parafernalia que se vendió muy bien en la prensa: Eran necesarios efectivos militares para salvaguardar la convocatoria de elecciones libres que llevasen al país un régimen democrático. Las fuerzas enviadas, bajo el nombre de Eurofuerza Operativa rápida (EUROFOR) y formadas por soldados de España, Francia, Italia y Portugal, fueron desplegadas en el país para lo más seguro controlar un pedazo del pastel para las grandes empresas de los países mencionados.
3) Por último, como tercer gran bloque, mencionar a los países asiáticos, principalmente Japón y China, que financian a guerrillas (normalmente en guerra con las guerrillas financiadas por otros países) para hacerse también con su “parte correspodiente”. En el caso de China, hay que mencionar que trasladaba el mineral principalmente por Sudán, país que hasta hace poco estaba de algún modo controlado por ella (con guerras constantes). Occidente temiendo perder influencia en la zona (y el acceso a recursos como petróleo y otros minerales), montó un referéndum que acabó partiendo Sudán en dos y con las bonitas palabras de estado soberano, libertad y democracia, volvió a ocultar otro caso de control estratégico de un país y sus recursos (aunque Sudán no tenga coltán, tiene petróleo en abundancia y otros minerales que son sacados por mar y vendidos en el mundo).
¿Y quién sale ganando con el coltán? Pues principalmente las grandes compañías que de este modo obtienen este material a un precio súper reducido en comparación con los costes que tendría su adquisición en un mercado reglado y legal. Esta obtención barata repercute en el margen de beneficios de la empresa y la posibilidad por parte del consumidor de obtener productos a precios más competitivos, aún a costa de llevar una “marca de sangre”.
¿Y quién sale perdiendo? Como siempre, la población de la zona, que en muchos casos es esclavizada, en otros asesinada (si presenta oposición) y en otros forzada indirectamente a trabajar y a enviar a sus hijos a las minas, ya que la única posibilidad de sustento es trabajar en ellas.
Así que ya sea pública o secretamente, conlleve elecciones o la financiación de guerrillas, estos países seguirán siendo el foco de guerras constantes que los sangran, con el fin de hacerse con unos recursos muy deseados a un coste muy bajo por parte de varios países. Lo terrible es que todo esto conlleva la muerte de millones (sí, millones) de personas y el drama de millones de desplazados y de esclavizados (incluyendo niños).
El asunto adquirió cierta popularidad hace algunos años, y muchas empresas fueron acusadas de utilizar coltán procedente del Congo y de financiar a las guerrillas para su obtención. La respuesta de estas empresas fue la de hacer muchas campañas de anuncios y publicidad asegurando que ya no compran ese coltán, y dar órdenes públicas a sus proveedores de no utilizar mineral que no venga de actividades legales. Pero tras toda esta capa de publicidad, realmente nada ha cambiado, ya que en un mercado tan competitivo, este coltán es el más barato de obtener para las empresas, que con el fin de hacer grandes números no les importa dejar un reguero de víctimas y sufrimiento. Y nosotros como consumidores nos es muy difícil saber realmente si lo que compramos deja ese reguero, aunque muy probablemente lo deje.
Para finalizar, quisiera decir que aunque aun no hay una gran película dedicada al coltán, si existe un documental, titulado “Coltán: Comercio sangriento”, realizado por la cadena francesa Canal + y que os dejo al final (muy recomendable para hacerse una idea del negocio del coltán). Aún así, a los que no las hayan visto, recomiendo visualizar las películas Diamante de Sangre y Hotel Ruanda, donde se puede ver perfectamente la explotación de países por sus recursos, las guerrillas actuando y la escasa ayuda real que la tan cacareada ONU presta a estos países.