UN OCÉANO, UNA ISLA Y UNA HISTORIA
La semana pasada navegamos por las causas factibles de facilitar que un grupo de polinesios llevasen a cabo una enorme gesta: navegar y descubrir Rapa Nui, o Isla de Pascua.
Pero se quedaron muchas historias en el tintero, las cuales pretendo explicar. Tomad asiento que partimos.
EL VIAJE
Imaginad a varias canoas navegando el inmenso océano Pacífico buscando la más mínima señal de una isla en el horizonte. Un viaje de semanas (contando con vientos favorables), pendientes de corrientes, vientos, oleaje o presencia de aves. Aprovechando el agua de la lluvia para recogerla y abastecerse y la posible pesca para alimentarse.
Por contacto posterior con europeos, se ha sabido que muy posiblemente sus provisiones para estos viajes fuesen raíces, semillas, pescado seco y puede que pollos y cerdos. Pero si la tripulación era grande, éstas se reducirían pronto. ¿Llevaban bastantes en previsión de un largo viaje, o pasaron penurias?
En definitiva, su alegría cuando por fin divisasen Rapa Nui tras muchos indicios debió equipararse a la de la expedición de Cristóbal Colón. Pero sí pensaban que habían llegado al paraíso, a largo plazo estaban de algún modo cavando su propia tumba.
COLONIZANDO RAPA NUI
Lo primero que pudieron constatar estos aventureros fue que la isla estaba desierta. Al no haber indicios de poblamientos es muy posible que sus primeras medidas fuesen las de exploración. Supongo que buscaría fuentes de recursos para o establecer un asentamiento o si pretendían volver, llevarlos consigo a sus destinos de partida.
Pero el volver no iba a ser tan fácil. Y es que las mismas corrientes que les permitieron llegar a la isla iban ahora a ser un impedimento para regresar. El que los vientos del oeste fuesen más fuertes, les hacía imposible volver por el mismo camino de ida. La solución que les quedaba era descubrir otra ruta en una diferente estación del año. Pero he aquí un nuevo problema. Viajar en otras épocas del año (en julio-agosto que en el hemisferio sur es invierno), llevaba asociado el riesgo de tormentas y un océano más inestable. Por lo que muy posiblemente el intentar volver significase un naufragio seguro o perderse. No debió de ser fácil el determinar la mejor ruta y época del año para viajar de vuelta. Además no nos han quedado registros que tuviese lugar.
Entonces les tocaba adaptarse a la isla y vivir de lo que les ofrecía. Y aquí surgieron varios problemas. El clima subtropical ligado al suelo volcánico y a otros condicionantes de la isla, en conjunto la hacían ser poco halagüeña. La presencia de bancos de peces era escasa y el agua de la lluvia solía filtrarse en el suelo poroso, por lo que no se acumulaba en lagos. Y si había presencia de agua, ésta debía encontrarse a altas temperaturas y llevar asociada componentes que la hacían no potable. ¿Qué les quedaba por tanto? Una agricultura precaria y una ganadería basada en los animales que transportaron y en lo poco que pudieron haber encontrado. Pero a pesar de esta serie de vicisitudes, la isla poseía abundante madera, la cual permitió su uso para construir todo tipo de edificios y barcos.
Podéis pensar que el asentamiento duró poco, pero no fue así. Muchos investigadores han llegado a la conclusión de que alrededor de los inicios del siglo XVII la isla poseía varios miles de habitantes. Aquí se generan varias preguntas. Si partimos de unas decenas de exploradores alrededor de 1200 d.C., en 400 años puede haber miles de personas si se dieron algunas de estas condiciones:
La relación nacimientos/mortandad era muy alta, o hubo varias expediciones a la isla a lo largo del siglo XIII. Y digo a lo largo de este siglo porque la paleoclimatología ha vuelto a detallarnos un problema que sufrió el océano Pacífico.
ATRAPADOS EN LA INMENSIDAD
Se conoce como Evento 1300 a un evento climatológico que resultó en rápidos y catastróficos cambios. Al variar el clima, hubo consecuencias funestas en la navegación y los asentamientos en islas, con episodios de hambrunas y guerras tribales.
Los historiadores señalan que es alrededor de esta época cuando el Periodo Cálido Medieval empezó a señalar su final. Algunos buscan su causa en la erupción del volcán Rinjani en Indonesia y otros en un cambio de las corrientes oceánicas y el viento. Sea como fuere, se cree que los episodios climatológicos extremos aumentaron alterando completamente el medio. ¿La consecuencia? Desaparecieron los vientos fuertes del oeste que permitieron llegar a Rapa Nui a un grupo de polinesios. Y con esto, se hacía imposible llegar a la isla desde el oeste.
Por lo tanto salvo que estemos ante un error, Rapa Nui dejó de recibir nuevos visitantes alrededor del siglo XIV. Aquellos que se marcharon, muy difícilmente pudieron regresar.
Se ha barajado también la posibilidad de que miraran al este y que viajaran a Chile. Puede que lo hicieran pero ni han quedado vestigios ni hay mezclas de ADN que permitan pensar en un cruce Polinesio-Andino.
Si la isla estaba incomunicada, parece claro que la única manera de sobrevivir era mediante una economía de subsistencia. Pero apareció otro fenómeno, la sobreexplotación de recursos. ¿Quién la sufrió en mayor medida? La masa arbórea de la isla. Se estima que a finales del siglo XVII, apenas quedaban árboles. Su tala indiscriminada para construir edificios, barcos y canoas y para calentarse tuvo una nueva consecuencia funesta.
Si antes no se podía llegar a la isla, ahora no había madera para fabricar canoas con las que salir de ella. Quedaban sus habitantes abandonados a su propia suerte.
EUROPEO A LA VISTA
La historia nos dice que el primer europeo en llegar a la isla fue el navegante holandés Jacob Roggeveen el 5 de abril de 1722. Al ser este día el de la Pascua de Resurrección, la bautizó como la Isla de Pascua. El nombre de los polineos a la misma es el ya mencionado Rapa Nui, que significa isla grande en tahitiano.
Los registros del viaje de Jacob nos presentan una isla muy empobrecida, con una gran mortandad y con una impresionante falta de madera y de canoas. También en los mismos se encuentran los primeros registros de los mundialmente conocidos como Moáis, estas estatuas cabezonas impresionantes.
Posteriormente a su visita, en 1770, una expedición española arribó a la isla al mando de Felipe González de Ahedo. Éste la rebautizó como Isla de San Carlos en honor al rey español Carlos III. Los españoles cartografiaron Rapa Nui y establecieron una base de operaciones para viajes en el Pacífico.
Ingleses primero, al mando del archiconocido James Cook y franceses después, al mando de Jean-François de la Pérouse, también recalaron con posterioridad en la isla y observaron la falta de madera y el mal estado de sus habitantes.
Rapa Nui permaneció bajo control español hasta finales de la década de 1810, debido a las guerras de independencia de Sudamérica. A partir de aquí cayó en manos de esclavistas, los cuales ante la falta de soberanía efectiva, camparon a sus anchas.
Pero como ocurriese en la América continental el contacto con extranjeros provocó una enorme cantidad de enfermedades en sus habitantes. La viruela y la tuberculosis causaron estragos, los cuales sumados a la deportación y venta como esclavos dejó en mínimos históricos a la isla. La cifra que se maneja es de 1877 y señala que vivían en la isla 110 habitantes.
Y así llegamos al año 1887, cuando los chilenos comisionaron una expedición que acabó con la anexión de la isla. Una anexión que dura hasta el día de hoy, formando ella una provincia integrada en la región de Valparaíso.
Y para acabar, señalar que el siglo XX tampoco fue fácil para ellos. Descontentos con la administración chilena, se levantaron en varias ocasiones contra su gobierno. Ante la gravedad de los hechos, el gobierno chileno poco a poco fue abriendo la mano y concediendo mayor representación y protección a la comunidad indígena de la isla. Desde 2007 la propia constitución del país la reconoce como territorio especial.
CONCLUSIÓN
Son muchas las preguntas que quedan por resolver, pero es apasionante el teorizar cómo pudieron estos exploradores llegar a tan remoto lugar y sobrevivir. A pesar de su aislamiento, desarrollaron unas estatuas que han llegado a nuestros días y que dejan la boca abierta a cualquiera que las observe.
Si tenéis la oportunidad de visitarla, no la desperdiciéis, e intentad recread en vuestra cabeza las hazañas que en el pasado se dieron en ella.
Si os gustó la entrada, os dejo con otras exploraciones.
¡Hasta la semana que viene!
BIBLIOGRAFÍA
The Great Warming Climate Change and the Rise and Fall of Civilizations (2008). Autor: Brian Fagan.
Otras fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Isla_de_Pascua
https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_Isla_de_Pascua
https://historiainfinita.wordpress.com/2009/03/07/la-conquista-espanola-de-la-isla-de-pascua/