EL VATICANO, SAN MARINO Y MÓNACO
Independientemente de que uno pueda ser un experto en geografía, o que viva junto a estos países, la gran mayoría de la población hemos oído al menos una vez hablar de ellos. Ya sea porque aparezcan en las pantallas de nuestros televisores por los hechos importantes que en ellos se dan, o porque sus equipos de fútbol hayan recibido abultadas goleadas en partidos para clasificarse a Eurocopas y mundiales. Pero estos países, por muy pequeños que sean, tienen algo que contar, y aquí voy a dedicarles su minuto de gloria. Y con el término países pequeños, me refiero a países soberanos, no dependientes de ninguna otra nación del globo.
¿Pero qué entendemos por país pequeño? Partiendo de la base que al continente europeo se le atribuyen algo más 10,53 millones de kilómetros cuadrados, me refiero a países que como mucho tienen 2600 km2, es decir un 0,024% del total, es decir, algo minúsculo.
Estos países, surgidos entre otras razones por ser sedes religiosas, por errores a la hora de definir las fronteras o como viejos reinos olvidados, han sobrevivido a los siglos gracias a su neutralidad y escaso valor estratégico. Vamos con ellos, aunque por motivo de espacio los he dividido en dos partes, una esta semana y otra la próxima:
CIUDAD DEL VATICANO, una gran fe en una zona minúscula.
Sin duda es el lugar católico por excelencia y sede papal, máxima figura del cristianismo católico en el mundo. Inicialmente, el emperador romano Constantino (primero en convertirse al cristianismo y en convertir esta religión como la oficial del imperio romano), donó una serie de territorios a la iglesia católica para su administración. Estos territorios, conocidos como Patrimonium Sancti Petri (Patrimonio de San Pedro, primer papa de la historia), sobrevivieron durante varios siglos a las invasiones de diversos pueblos, colocándose como un centro de poder del catolicismo en Europa.
Pero en el siglo VIII, más concretamente en el año 756 este reino se vio peligrosamente atacado. La historia cuenta que en esa época los lombardos, un pueblo afincado en el norte de Italia (la actual Lombardía cuya capital es Milán), bajaron al sur y asediaron Roma. El obispo de la ciudad eterna, como se conoce a Roma, pidió ayuda al exterior, y los francos respondieron atacando y acabando con los lombardos. Tras este ataque, el obispo presentó los documentos de concesión de tierras de Constantino, señalando que al Patrimonium Petri le correspondían mayores territorios. Los francos aceptaron y surgió un país nuevo, Los Estados Pontificios. Este país, sede del papa y núcleo católico, fue decisivo en la toma de decisiones durante muchos siglos, saliendo de sus fronteras muchas bulas papales y la llamada a las cruzadas religiosas tanto en oriente medio como en España.
Debido a la importancia religiosa, fueron capeando el temporal de guerras medievales y renacentistas, pero la llegada de Napoleón al poder supuso un duro golpe para el país. Napoleón invadió Italia y se anexionó los territorios de este país, y aunque llegó a diversos acuerdos con los dirigentes eclesiásticos, el país no pudo volver a ser libre hasta la caída del imperio napoleónico.
Las diversas revoluciones del siglo XIX le afectaron y en muchos casos tuvo que ser rescatada por las potencias extranjeras que acudieron a la llamada de auxilio de los papas. Pero el golpe definitivo se lo daría Italia y Garibaldi, el padre de la nación italiana. En 1870, el nuevo estado italiano, surgido del proceso que se conoció como Risorgimento, atacó los estados pontificios y se los anexionó. El papa del momento, Pío IX, se refugió en el actual palacio del vaticano y se declaró prisionero. El escaso interés italiano en la zona, permitió al papa sobrevivir y realizar actividades diplomáticas desde el palacio.
Y pasaron 59 años, hasta que en el año 1929, Mussolini y el papa Pío XI, llegaron a los conocidos como pactos de Letrán, en los cuales Italia reconocía el pequeño estado vaticano, y viceversa. Este pacto por lo tanto, significó el nacimiento del estado vaticano tal y como hoy lo conocemos.
Estos pactos definieron el territorio que actualmente posee el estado y que asciende a 0,44 kilómetros cuadrados, es decir 44 hectáreas, convirtiéndolo en el estado soberano más pequeño del mundo (y sin duda el más lujoso y rico, por lo que se alberga en su interior). El país se encuentra dentro de la ciudad de Roma y se dice que es visitado cada año por más de 4 millones de turistas, que contrastan con los menos de mil habitantes censados que tiene el país.
Respecto a la jerarquía gubernamental, el papa es el jefe de estado, sumo pontífice y también se le denomina el vicario de Cristo sobre la tierra y el sucesor de Pedro (ver organigrama).
Como curiosidades, señalar que es el único país cuya lengua oficial es el latín. Esto es especialmente gracioso cuando uno intenta retirar dinero de un cajero automático y se da cuenta de que puede realizar toda la operación en latín (por cierto, la moneda oficial es el euro). En el lado negativo, hay que señalar que el Vaticano es reconocido también por su altísimo número de delitos de robo a manos de carteristas, debido a la elevada afluencia de turistas y a la escasa capacidad operativa judicial del país.
Como última curiosidad a mencionar, posee un ejército personal, compuesto únicamente por ciudadanos suizos (la Guardia Suiza Pontificia) y que fue implantada en 1506. Para formar parte de esta guardia de élite (ejército profesional más pequeño del mundo) se deben cumplir las siguientes condiciones: El estado civil debe ser soltero, se debe medir un mínimo de 1,74 m de estatura, tener entre 19 y 30 años de edad, poseer como mínimo la educación secundaria, ser católico y suizo y haber realizado una instrucción básica en el ejército suizo obteniendo brillantes referencias.
MÓNACO, el lujo desmedido europeo
Es el principado del lujo por antonomasia. Su fama es muy elevada en el mundo por sus casinos, su carrera de Fórmula 1 y la ostentación que uno puede observar en sus dos kilómetros cuadrados de superficie. A nivel político es considerado una ciudad-estado regida bajo una monarquía constitucional basada en un príncipe y con una población cercana a los 32000 habitantes. Geográficamente, Mónaco se sitúa en el sureste de Francia, a escasos 15 kilómetros de la frontera italiana.
La historia de Mónaco como reino es bastante antigua, ya que se remonta al año 1297. Fenicios, griegos, romanos, francos, lombardos y genoveses poblaron las tierras de este pequeñísimo estado. A finales del siglo XIII, la familia Grimaldi se hizo con el control del reino, control que dura hasta hoy en día. Pero a pesar de este control, el estado se vio en varias ocasiones al borde del abismo al ser ambicionada por Francia e incluso por España, pero la inestabilidad bélica europea propició que fuese olvidado y por lo tanto salvado. En el siglo XIX contaba con 24 kilómetros cuadrados de superficie, pero las revoluciones de 1848 provocaron la escisión del 90% de su territorio, hasta quedar configurado como en la actualidad.
Posteriormente, dentro de este mismo siglo, uno de sus príncipes vio la gran oportunidad que los juegos de azar podían provocar en el país, ya que estaban prohibidos en Francia e Italia. Esta medida, sumada a la baja base de impuestos aplicadas a las personas y las actividades que del país, provocó una afluencia importante que se tradujo en un crecimiento económico apreciable.
En el siglo XX también sufrió varias crisis internas que pusieron en peligro la continuidad de la familia Grimaldi en el poder y la existencia del estado. La más importante llegó durante la segunda guerra mundial, cuando italianos primero y alemanes después, ocuparon el país. Años más tarde se dieron problemas de índole interna, pero una serie de acuerdos con Francia y entre las distintas personalidades de poder del país monegasco calmaron la situación.
La jerarquía gubernamental del país se compone del príncipe principalmente, que es el jefe de estado y de un ministro de estado, que es designado por el príncipe entre una serie de candidatos propuestos por Francia (este ministro es francés y la razón de esto radica en los diversos acuerdos político-económicos y de defensa entre ambos países).
Respecto a curiosidades, Mónaco es el país de Europa con mayor número de policías por habitante (unos 500 policías para 32000 habitantes). La razón de esto radica en que los casinos y este tipo de actividades suelen atraer focos de delincuencia, aunque los valores de crímenes sean ínfimos y más bien la policía tenga una misión disuasoria.
La moneda oficial es el euro, y la lengua oficial el francés, aunque también se habla el monegasco, un idioma cuyo origen se encuentra en una lengua romance medieval. Las ventajas fiscales han provocado que en sus fronteras haya ciudadanos de más de 125 países, un valor más que apreciable para la escasa superficie que posee. Por último, dos características únicas son que el 100% del suelo esta urbanizado (no hay zonas de cultivo) y que este estado posee la mayor densidad de población del mundo, que ronda los 16.000 habitantes por kilómetro cuadrado. Todos estos datos ayudan a imaginarse el estado de apiñamiento que debe haber…
SAN MARINO, donde la antigüedad se hace patente
Y ahora le toca el turno a San Marino, oficialmente conocido como la Serenísima República de San Marino. Se trata del estado soberano más antiguo del mundo, si habéis leído bien, pues el origen de esta república constitucional data del año 301 d.C. Es a su vez el quinto país más pequeño del mundo, con una superficie de unos 61,2 kilómetros cuadrados y cuenta con una población de unos 32000 habitantes. Según la historia oficial, un cantero cristiano llamado Marino huyendo de las persecuciones religiosas del emperador romano Diocleciano, acabó asentándose en las tierras del actual estado sanmarinense, situado en el noreste de Italia, junto al monte Titano. Marino fundó una comunidad cristiana y gracias a lo abrupto del terreno y la dificultad de acceder a sus dominios, sumado al escaso interés económico que despertaba, provocó que fuese olvidado durante algún tiempo por los diversos pueblos que poblaron sus alrededores.
El crecimiento poblacional le llevó a establecer una comuna durante la edad media y la época moderna, aunque su crecimiento atrajo los ataques de vecinos y de los estados pontificios. Por suerte para la comuna, pudo sobrevivir a los diferentes envites y su futuro quedó garantizado cuando los estados pontificios en 1631 reconocieron su independencia.
Posteriormente, Napoleón primero y las potencias vencedoras de las guerras napoleónicas después, respetaron su independencia. Aún con todo este reconocimiento, el país sufrió tres invasiones en los años 1503, 1739 y 1944, pero las protestas de las autoridades religiosas y las derrotas en guerras de los países ocupantes lo salvaron. En la actualidad, la moneda oficial del país es el euro y la lengua oficial el italiano. Más del 50% del PIB del país viene de los ingresos que genera el turismo.
En cuanto a la jerarquía de gobierno, las leyes del país durante siglos fueron regidas por 6 libros conocidos como Leges Statutae Republicae Sancti Marini escritos en latín en el siglo XVII. Estas medidas, que tienen carácter de constitución, han sido actualizadas en diversas ocasiones, siendo la última de ellas en 2002. El máximo órgano político con que cuenta el país es el Consiglio Grande e Generale, que es elegido por votación popular cada 5 años y que está gobernado por dos capitanes regentes cuyas funciones son equiparables a las de jefe de estado y cuyo mandato dura 6 meses.
Respecto a las curiosidades de este país, la presencia de dos jefes de estado en el gobierno tiene su origen en la influencia del imperio romano, pues en este imperio durante algún tiempo el poder estuvo representado en dos cónsules. En el siglo XIX el país declaró como ciudadano honorífico al presidente estadounidense Abraham Lincoln, quien respondió alabando al país. Respecto a lo deportivo, hay que señalar que en este apartado es proclive a ser derrotada. El máximo ejemplo lo encontramos en la selección sanmarinense de fútbol, pues en sus 24 años de historia no ha conseguido ganar ningún partido oficial.
Esta vez hemos visto 3 países que tienen el mérito de ser los tres países más pequeños de Europa y en el caso del Vaticano y de Mónaco del mundo. La semana que viene analizaré someramente otros 4. ¡Nos vemos en unos días! 😀