Saltar al contenido
LA TROMPETA DE JERICÓ

Curiosidades etimológicas V

paredes escuchan

LOS ORÍGENES DE PALABRAS Y EXPRESIONES

ÍNDICE DEL POST

    Una vez más las curiosidades etimológicas vuelven a aparecer en escena en este blog. Y esta vez es ya la quinta. Y si han aparecido tantas veces es por un lado por lo curioso de su origen y por otro por el gran interés suscitado en vosotros y del que algunos me habéis hecho saber. Esta vez os traigo seis ejemplos englobados en cinco expresiones y una palabra que espero que os gusten. ¡Manos a la obra!

    ECHAR EL MUERTO

    Una de las expresiones españolas que más me llamó la atención por su literalidad es la expresión “echar el muerto a otro”. En castellano lo entendemos como quitarse de en medio un problema o situación incómoda echándole la culpa a otra persona y evadiendo toda responsabilidad en el asunto. Pero lo curioso (y terrible) es que su origen es exactamente ese.

    Viajemos a la Edad Media. Parece ser que en aquella época eran algo frecuentes los asesinatos en mitad de la noche, apareciendo uno o varios cadáveres con signos de violencia a la mañana siguiente. Quiero creer que los métodos para descubrir a los culpables eran difíciles de llevar a cabo y por lo tanto muchos crímenes quedaban sin esclarecer. Con el fin de evitar estas situaciones y de paso sacar tajada, en algunos lugares los reyes y sus funcionarios establecieron un impuesto que señalaba que si aparecía un cadáver con signos de violencia y no había culpable, toda la villa lo era y debía pagar una multa económica al rey.

    echar-muerto

    Y claro, de aquí a la pillería hay nada. En muchas ocasiones, los mismos asesinos de un pueblo (o el mismo pueblo al ver aparecer un cadáver), cargaban con el muerto y lo echaban en zonas de otras villas. De esta manera muchas veces se zafaban de la multa.

    Lo terrible de todo esto es sin duda el transporte furtivo de cadáveres que llegaría a haber y el escaso valor que se le podía dar a una persona.

    UN PAPA QUE SIGUIÓ EN SUS TRECE

    Existen muchas expresiones para señalar que alguien es terco, que nunca da su brazo a torcer o que no cambia de opinión ni aunque se le presenten hechos que demuestren su error. Y como ya adelanta el título, esta terquedad correspondió a un Papa religioso.

    En el siglo XIV y parte del XV, Europa sufrió un Cisma religioso llegando a haber dos Papas, uno en Avignon apoyado principalmente por los franceses y otro en Roma con apoyos diversos. La lucha entre ambos por ver quién era el verdadero motivó enfrentamientos verbales y militares entre los países católicos del momento. Uno de los papas de Avignon, Benedicto XIII (conocido como el Papa Luna) vio que como resultado de diversas negociaciones había perdido el apoyo de Francia para seguir siendo un candidato a Papa reconocido. Pero para él eso no fue un problema. Primero huyo de Francia cambiando su residencia a la ciudad castellonense de Peñíscola en España donde pensó en continuar ejerciendo como Papa.

    papaluna

    Y como señalo, Benedicto XIII no renunció a ser Papa. Las comodidades y el prestigio de su puesto eran algo a lo que no pensaba rechazar. Y claro, esto motivó aún más problemas ya que al no claudicar de su puesto, oficialmente seguía habiendo dos Papas (llegaron hasta a haber 3). Se le intentó convencer con regalos, se le amenazó, se le envió delegados para llegar a un acuerdo… Nada. Y de toda esta situación, al ser su número de papado el XIII, empezó a circular la frase de: “Benedicto sigue en sus trece”, aludiendo a que no dejaba el cargo.

    Muy curioso que semejante expresión tenga un origen tan ligado a un Papa y más concretamente a su terquedad histórica.

    UNA CHUSMA REMERA

    La palabra chusma es entendida hoy en día como un conjunto de personas vulgares, generalmente de baja condición social y a los que se acusa de ser causantes de algunos problemas de la sociedad. Pero entre estas definiciones, siempre se pasa por alto aquella que es la que realmente dio nombre a este grupo social y que relativamente poco tiene que ver con el significado actual.

    Chusma viene del griego “kéleusma” que era según la Real Academia Española de la Lengua el canto acompasado del remero jefe de una embarcación para dirigir el movimiento de los remos. Posteriormente apareció la palabra en genovés “Ciüsma” que se refería al grupo de remeros en general (también conocidos como galeotes, por remar en una galera). Con esta información uno puede preguntarse cómo chusma llegó a ser lo que hoy en día es.

    De-dónde-proviene-el-término-‘chusma’-con-el-que-se-denomina-a-la-gente-vulgar

    Y para descifrar esto tenemos que mirar a estos remeros de los galeotes. Salvo contadísimas excepciones, los galeotes eran personas que eran obligadas a cumplir servicio de galeras ya fuese por sus crímenes, por ser prisioneros musulmanes o por motivos de diversa índole. Se daba la coincidencia de que la mayoría de las personas condenadas a galeras eran de clase social baja y con una educación que en muchos casos brillaba por su ausencia. Todo esto fue provocando que en las mentes de los habitantes de la época la chusma fuese vista como lo peor de lo peor, como un grupo de salvajes analfabetos y delincuentes. Y con el paso de los años y del predominio del servicio de galeras, al final este significado fue grabado a fuego en nuestras conciencias.

    ¡CUIDADO, QUE LAS PAREDES ESCUCHAN!

    Todos o casi todos hemos oído esta expresión cuando alguien nos pide que bajemos la voz o que no digamos algo en concreto por el miedo de que alguien lo escuche y eso nos perjudique.

    El miedo a que nos escuchen decir algo que no debemos ha sido un clásico históricamente y ha tenido mayor o menor importancia en función de la época y del régimen político en el que se vivía. Pero lo más curioso es que al pensar sobre esta expresión, tendemos a imaginarnos a alguien con la oreja pegada a la pared o con un vaso escuchando todas aquellas cosas que se pueden llegar a decir. Y ese es el concepto (aunque mucho más especializado) del origen de esta expresión.

    index

    Viajemos a la Francia de la segunda mitad del siglo XVI. En plena pugna religiosa entre católicos, calvinistas y luteranos (sobre todo entre los dos primeros grupos), con trifulcas y asesinatos incluidos, aparece una persona con nombre propio: Catalina de Médicis. La historia no ha sido muy buena con Catalina y no sé a ciencia cierta si su mala fama es merecida o no, aunque en este caso he de señalar ideó un sistema muy curioso para espiar a los residentes en sus palacios.

    Para ello mandó construir en ellos un sistema de tubos acústicos que conectasen diversas habitaciones en concreto con la suya propia. De este modo, bastaba con que abriese un tubo para escuchar lo que se hablaba en una habitación en concreto donde se alojaba alguien que había levantado sus sospechas. Este sistema fue descubierto con el tiempo y sirvió como medida de precaución en muchos dignatarios. De ahí que la expresión cobrase importancia y haya llegado hasta nosotros.

    COSTAR UN OJO DE LA CARA

    Otra expresión donde las haya que es utilizada con frecuencia para señalar que el precio o el coste de algo es muy alto e incluso abusivo. ¿Pero qué tiene que ver con un ojo?

    Viajemos de nuevo al siglo XVI y concretamente a la España en constante expansión. En una de las diversas expediciones al continente americano, un manchego llamado Diego de Almagro recibió las órdenes de investigar y tomar posesión de diversos territorios. Si ya de por sí las penalidades de la época eran grandes, en un asalto a una fortaleza inca perdió un ojo por un flechazo. Este hecho le marcó bastante e hizo que fuese usado como un signo de lucha y entrega a la hora de explicar su compromiso con los objetivos de la corona española. Tal fue así que cuando regresó a España, al presentarle al rey Carlos I (V de Alemania) sus andanzas llegó a señalar algo como: “el negocio de defender los intereses de la corona me ha costado un ojo de la cara”.

    almagro-dibujo

    Al insistir ante la corona y sus allegados sobre este hecho, la noticia cobró fama aunque no al 100% con el objetivo de Diego. El venía a hacer hincapié en la entrega puesta en la defensa de los intereses de España, pero históricamente ha venido a significar el coste altísimo que una situación u objeto tiene.

    SER CULO DE MAL ASIENTO

    Todos hemos oído la expresión tener o ser culo de mal asiento para referirnos a personas inquietas, que siempre tienen que estar haciendo algo y a las cuales incomoda estar parados. Automáticamente hacemos la relación culo con la parte del cuerpo nuestra y esto lleva asociado un ligero error.

    Es verdad que la palabra culo hace referencia a la parte trasera pero no a la de una persona. Concretamente se refiere a la parte inferior o fondo de las ánforas y vasijas. Por muy eficaces que pudiesen llegar a ser las técnicas constructivas en el pasado, siempre se cometían errores. Y un error que era típico en el moldeo y construcción de vasijas tenía que ver con la creación de la base. Al no construirse una base firme, estos recipientes tendían a cabecear y bailar sobre superficies y no llegaban a asentarse completamente. Esto motivaba en ocasiones que la oscilación fuese demasiada y acabase volcando el recipiente y destruyéndolo.

    38180a317fd904c89890fc4deca83a4b

    Por todos estos casos, sin estar muy claro el origen temporal, se empezó a decir que las vasijas tenían un culo de mal asiento por no permanecer quietas en la mesa o en el suelo debido a sus defectos de fabricación. Y de las vasijas se pasó a las personas, aunque no entendiéndolas como defectuosas, sino como inquietas.

    ¡Hasta la semana que viene!

    Si te ha gustado, te dejo con otras entradas sobre el origen de dichos y frases españoles.

    SI HAS LLEGADO HASTA AQUÍ, ¡SUSCRÍBETE!

    ¿Te ha gustado el contenido? ¿Te gustaría estar al tanto de todas las novedades del blog? ¡No lo dudes y suscríbete!

    Imagen con botón de sucríbete

    Te informamos que tus datos se van a almacenar de forma segura y que cumplimos con el RGPD (Reglamento General de Protección de Datos). En la Política de Privacidad del blog tienes más información al respecto. Para cualquier rectificación, limitación y supresión de los datos, puedes hacerlo a través del presente formulario de contacto.

    Configuración de Cookies