DEMASIADOS ENEMIGOS
Y siguiendo más o menos un orden cronológico, llegamos al asesinato de Carrero Blanco. Un magnicidio que pese a haber pasado hace más de 4 décadas, sigue siendo de actualidad.
Os puedo asegurar que cuanto más leo al respecto, más me doy cuenta de que la versión oficial de su muerte dista mucho de lo que en realidad pasó ese 20 de diciembre de 1973. Da la sensación de que se ha querido simplificar al máximo sin investigar profundamente todas las partes que intervinieron.
Con el fin de no escribir una entrada demasiado larga, he preferido dividirla en dos partes. Espero que las disfrutéis.
LA VERSIÓN OFICIAL
Creo que es conocida por todos. Un comando de la banda terrorista ETA, con sobrenombre Txiquía (en honor a un Etarra muerto meses antes en un enfrentamiento con la policía), está detrás del magnicidio.
El modus operandi fue el situar una potente carga explosiva en el subsuelo de la calle madrileña de Claudio Coello. Para ello tuvieron que excavar un túnel con origen en un bajo de un domicilio colindante. Al paso de Carrero Blanco en su coche oficial, el comando detona el explosivo y la deflagración manda el vehículo, un Dodge 3700GT, por encima de los edificios cayendo en el patio de una iglesia. Fallecen tanto Carrero como los otros dos ocupantes del vehículo; el chófer (José Luis Pérez) y un inspector de policía (Juan Antonio Bueno).
En una primera instancia, se piensa que pudo haber sido una explosión de gas, pero tras analizar la calle, pronto se llega a la conclusión de que ha sido un atentado.
Esta versión, aunque es muy plausible que pueda ser cierta, deja muchos interrogantes.
¿NEGLIGENCIAS?
Una de las explicaciones que se han intentado dar al respecto ha girado en torno a la negligencia de la policía y los servicios secretos españoles. Veamos.
Para empezar, Carrero Blanco, que en el momento del asesinato tenía el cargo de presidente del gobierno, seguía cada día la misma ruta en coche, que por cierto no estaba blindado. Partiendo de su residencia en la madrileña calle Hermanos Bécquer, era conducido a la Iglesia de San Francisco de Borja donde rezaba. Tras ello, su coche seguía el mismo itinerario de vuelta a su domicilio (mismo itinerario y mismos horarios todos los días). Resulta llamativo que una persona con tal cargo descuide hasta tal punto su seguridad. Algunos aluden a que Carrero se sentía seguro y otros a que jamás pudieron sospechar lo que se le avecinaba.
Pero la cosa no acabó ahí. La noche del atentado, las medidas de seguridad en las carreteras fueron mínimas. Varias personas de la época señalaron que apenas hubo controles y la frontera con Francia permaneció abierta. Algunos aluden a que el estupor de esta acción pilló desprevenida a la policía, pero otros han querido ver en esto la complicidad del estado español para permitir que el comando de ETA se desplazase a un lugar seguro. Más adelante os daré una idea de por qué.
Pero sigamos. Se cuenta que ETA estuvo durante meses vigilando esa ruta, con especial énfasis en la Iglesia donde Carrero iba a comulgar. También se ha dicho que la banda terrorista quiso en primera instancia secuestrarlo, pero pasó al asesinato debido al refuerzo de su escolta (algo que como veis sirvió de poco). Por cierto esta iglesia está enfrente de la embajada estadounidense, lo que hace aún más raro que los etarras no llamasen la atención ni de la policía española ni de la seguridad yanqui.
Luego, días antes del atentado, coinciden en Madrid más de 30 miembros de ETA. Impunemente se dedican a alquilar pisos, coches y locales y a moverse libremente por la ciudad (incluso se dice que realizan prácticas de tiro en las afueras). Si esto fue así, resulta muy curioso que no se llamase la atención de las fuerzas de seguridad españolas.
Y vayamos ahora con el túnel. El comando de ETA alquiló el bajo de la calle Claudio Coello número 104 con la excusa de ser un escultor. De este modo buscaba una justificación ante el ruido de herramientas con las que pretendían cavar el agujero. El trabajo de cavado duró meses lo que de nuevo nos lleva a sospechar. ¿Nadie se dio cuenta de la operación? ¿Ni siquiera los detectores que debería haber en la embajada estadounidense, situada a escasos 100 metros en línea recta? Y el día de la explosión, los terroristas sacan unos cables por la fachada del edificio señalando que el escultor necesita potencia industrial, pero no alertando a nadie del entorno. Resulta cuanto menos raro.
Por cierto, y siguiendo con el capítulo de negligencias, los terroristas dejaron aparcado junto al lugar de la explosión otro vehículo cargado con explosivos que no llegaron a detonar. El mismo fue llevado a un depósito municipal y aparcado sin que se supiese nada de su carga explosiva hasta que ETA lo comunicó con posterioridad. Da miedo el pensar que la carga explosiva fue paseada por todo Madrid lista para su explosión.
Y ya por último, señalar que el responsable de la seguridad interna de la época, el ministro de gobernación (actual de interior), era Carlos Arias Navarro. Pero pese a su fracaso en la seguridad de Carrero, fue promovido a su cargo tras su muerte, algo que de nuevo suena raro pero que podría explicarse sabiendo que tenía el beneplácito de los estadounidenses.
Todos estos hechos y negligencias se prestan demasiado a la especulación, pero como veréis en las siguientes secciones, la cosa se pone aún peor.
¿UN ESTORBO PARA LOS EEUU?
Lo primero que toca preguntarse, ¿le interesaba a los EEUU la muerte de Carrero? Aquí hay muchas maneras de abordar el tema. EEUU consideraba España un país muy geoestratégico para sus intereses europeos (como ya expliqué en anteriores entradas). Es por lo tanto plausible que le interesase tener muy controlada la situación. Y ante el cada vez más cercano fin del dictador Franco, el futuro de España tenía algunos interrogantes.
Franco había designado años atrás a Juan Carlos fuese el jefe de estado a su muerte y Carrero Blanco el continuador de su obra. Y parece que aquí encontramos un primer choque. EEUU buscaba una democratización controlada de las caducas dictaduras del entorno, basada en el auge de las socialdemocracias y las derechas de tinte democristiano (evitando claro está el auge del comunismo). Carrero, cuyo carácter se dice que era ultraconservador, se oponía a esto.
Pero esto no era lo único en lo que no comulgaba. Carrero no quería integrar a España en la OTAN y siempre mostró su rechazo a las condiciones de los acuerdos hispanoamericanos. Aludiendo a que España recibía muy poco en compensación a lo que entregaba, manifestó en más de una ocasión su deseo de que los acuerdos se revisasen.
También, y en esto estaba de acuerdo con Franco, se oponía a que los EEUU usasen las bases españolas para apoyar a Israel en sus guerras contra las naciones árabes, con las cuales España quería mantener unas excelentes relaciones.
Siguiendo con la lista, entramos en otra teoría que goza de algunos seguidores. Se nos cuenta que Carrero era partidario de dotar a España de la bomba atómica (el conocido como proyecto Islero). Su objetivo era dar a España el poder de negociación internacional que otorga el tener semejante bomba.
Pese a que el proyecto gozó de luz verde en los años 60, las presiones estadounidenses y europeas motivaron que Franco pospusiese el proyecto. Carrero quiso relanzarlo pero los EEUU no tenían ningún interés. Se ha llegado incluso a afirmar que la posterior pérdida del Sáhara español frente a Marruecos (con la mano de EEUU de por medio por supuesto), pudo venir motivada con el fin de arrebatar a España territorios sobre los que obtener materiales primas para la bomba y zona de pruebas nucleares.
Todo esto, como os podéis imaginar, nos hace pensar que los estadounidenses veían a Carrero Blanco como un estorbo a sus intereses políticos y económicos en España. Y esto también le hacía chocar con miembros del franquismo cuyos intereses coincidían plenamente con los de los EEUU.
CONCLUSIÓN
Y hasta aquí llegamos en esta ocasión. Queda aún mucha tela que cortar. ¿Por qué se reunieron Carrero y el secretario de defensa estadounidense, Kissinger, el día antes del atentado? ¿De qué hablaron? ¿Qué se comenta del explosivo utilizado y quién puso a ETA tras la pista de Carrero? Todo esto y la nefasta investigación del caso la semana que viene.
Lee otras entradas sobre la CIA en España
BIBLIOGRAFÍA
- Alfredo Grimaldos (2006), La CIA en España: Espionaje, intrigas y política al servicio de Washington. Editorial Debate.
- Anna Grau (2011), De como la CIA eliminó a Carrero Blanco y nos metió en Irak. Editorial Destino.
- Podcast sobre el atentado (Ruta por la historia): Altamente recomendado
- Artículo sobre la Bomba atómica española