OTOMANOS Y BÓERS
Esta semana he querido desarrollar la segunda parte de aquella sección inaugurada como aquellos “estados” que cayeron y que por su desconocimiento, tamaño o importancia merecen ser tratados. En la anterior entrada, que podéis encontrar en un enlace al final de ésta, hablé del imperio Austrohúngaro, de Yugoslavia y de los Estados Unidos de Centroamérica. Aunque dentro de esta categoría podría haber muchos casos, intento de momento no retroceder mucho más allá de la Edad Media. En este caso son dos (uno de ellos con ramificaciones) sobre los que voy a tratar.
LOS OTOMANOS, UN IMPERIO QUE CONMOCIONÓ EUROPA
Aunque en la actualidad se tiende a reconocer como única zona de dominio la correspondiente a Turquía, el Imperio Otomano dominó grandes zonas de territorio de Europa, África y Asia. Y es que en los casi 625 años que duró hubo tiempo para grandes gestas y también derrotas. He de reconocer que intentar resumir este macro imperio en una página y media es realmente muy complicado, pero intentaré presentar el origen de este estado musulmán, sus principales épocas y su caída.
DEL ORIGEN A LA TOMA DE CONSTANTINOPLA
Aunque no está del todo claro el inicio de lo que se podría considerar la patria turca u otomana, si hay que señalar que en su origen eran tribus que poblaban el Kurdistán y el Turquestán. La necesidad de hombres para luchar en las diversas rencillas con el imperio Bizantino y durante las cruzadas cristianas en Tierra Santa provocaron la afluencia militar de colonos en el actual territorio turco. Esta afluencia también vino respaldada por el empuje que desde el este estaban sufriendo muchas tribus por parte de pueblos mongoles. Pero el fracaso final de las cruzadas al final del siglo XIII provocó un cambio estratégico en la zona.
Estos pueblos, tomaron conciencia de reino y en vez de unirse para librar una lucha defensiva contra los ataques cristianos, decidieron atacar y conquistar los pueblos musulmanes del alrededor. Aquí destacó un rey conocido como Osman I. Osmán, de la familia de los Osmanlíes u Otomanos (de ahí el nombre del imperio) fue capaz de aglutinar fuerzas y de lanzar sucesivos ataques durante el primer cuarto del siglo XIV, los cuales tuvieron como resultado la conquista del noroeste de Turquía.
Si dividimos su historia en periodos a partir de aquí, el primero que nos encontramos sería el de su nacimiento y elevación a categoría de imperio entre el principio del siglo XIV y 1453. En este siglo y medio los otomanos crecieron fundamentalmente en el noroeste de Turquía y en Centroeuropa, llegando a dominar gran parte de Grecia, los Balcanes, Bulgaria y zonas de Rumanía. Pero este crecimiento no podía pasar desapercibido en Europa. Y su carta de presentación llegó en 1453. En este año acabaron con los restos del malogrado Imperio Bizantino conquistando Constantinopla (actual Estambúl). Esta noticia conmocionó a la Europa de la época y enseñó a los estados vecinos el destino que podían sufrir.
DE CONSTANTINOPLA AL SIGLO XIX
El segundo periodo, se podría citar desde 1453 hasta aproximadamente la década de 1570. Su expansión fue brutal abarcando territorios de África, Asia y Europa. La debilidad territorial de sus vecinos y las propias rencillas entre países cristianos fueron vitales para que esto ocurriese. Sea como fuese, Europa volvió a estar al borde del colapso en varias ocasiones. La primera en el conocido como primer asedio de Viena de 1529. Pero el clima y la mala preparación de los otomanos provocaron el fracaso del sitio y la posterior retirada de su ejército (para alivio de Europa).
La siguiente situación crítica fue en el Mediterráneo cuando decidieron asediar la isla de Malta en 1565, asedio que por diversas razones también fracasó. Pero el miedo ante tan temible adversario tanto por tierra como por mar provocó que los países cristianos se uniesen en una Liga Santa y marchasen a la batalla. Como resultado, la batalla de Lepanto en 1571 fue un durísimo revés otomano, que sumado al fracaso de Malta, trajo consigo el inicio del declive del imperio. Sin la posibilidad de grandes gestas en el Mediterráneo y las nuevas dificultades existentes en Europa fueron suficientes para iniciar una nueva época de estancamiento.
Esta nueva época, que se extendió más o menos hasta 1827 uno es testigo de la lenta desintegración de un estado (a pesar de algunas anexiones y un nuevo intento fallido de asedio a Viena en 1683). Poco a poco muchos países árabes fueron saliéndose tanto de sus dominios como de su influencia y las diversas guerras con el imperio austriaco y con el naciente imperio Ruso fueron disminuyendo sus territorios.
DEL SIGLO XIX AL OCASO DEL IMPERIO OTOMANO
Y la situación no cambió en el resto del siglo XIX. Su debilidad se acrecentó con la independencia de Grecia, Serbia, Montenegro, Bosnia, Moldavia, Valaquia y la pérdida de territorios en Egipto y Sudán ante los británicos. Parecía un campo de cultivo al que no paraban de picotearle zonas. A pesar de los intentos de modernización llevados a cabo, entraron al siglo XX en una situación muy débil y con una economía arruinada.
Y como todo tiene su fin, el del Imperio Otomano llegó con el fin de la primera guerra mundial. Antes de la misma, habían sido testigos de cómo los italianos le “birlaban” Libia acabando con sus dominios africanos y como sus dominios balcánicos desaparecían entre un grupo de nacientes estados. Pero durante la guerra mundial, apoyaron a Alemania y cayeron con ella. El tratado de Sèvres de 1920 destrozó los restos del imperio repartiéndolos entre las potencias ganadoras (provocó la aparición de estados como Iraq, Kuwait, Palestina, Siria, Líbano y Arabia Saudita estando todos ellos bajo control británico o francés).
Pero un movimiento nacionalista encabezado por un héroe turco, Mustafá Kemal Atatürk venció en la guerra de la independencia cuyo fin fue la abolición del sultanato otomano y la creación de una Turquía moderna cuyas fronteras coinciden con las actuales. Fue la última campanada de un imperio que llevaba muerto muchos años.
BÓERS Y ZULÚES, AROMA DE SUDÁFRICA
La historia de Sudáfrica es un claro ejemplo de mezcla cultural y de cambios de importancia. Basta con echar un vistazo a un mapa del siglo XIX y anteriores para darse cuenta de que el actual país era la suma de un grupúsculo de naciones y colonias, muchas de las cuales sobrevivieron hasta el siglo XX. Sus territorios fueron colonizados inicialmente por portugueses, seguido de holandeses y por último de británicos. Cada una de estas naciones dio un carácter y entabló unas relaciones especiales con los pueblos autóctonos del entorno. Pero viajemos a la segunda mitad del siglo XIX para hablar de varios países que desaparecieron.
PRIMEROS ESTADOS BÓERS
Si observamos el siguiente mapa (atemporal, pues no se dieron a la vez todos los estados) hay cuatro naciones que destacan: República de Transvaal (South African Republic), Estado libre de Orange, la República de Natal (o Natalia) y el imperio Zulú. Asimismo hay otros nombres que mencionaré de pasada ya que aunque fueron un grupo poblacional no llegaron a ser reconocidos como estados.
Si os fijáis en el color, casi todos estos países pertenecían a la etnia Bóer. Esta etnia estaba formada principalmente por descendientes de colonos holandeses que bien sean por búsqueda de nuevas tierras o por huida ante el avance británico, se refugiaron en el noreste del actual país sudafricano (de ellos parte el idioma conocido como Afrikaans, o la lengua de los blancos de Sudáfrica). Pasemos ahora a analizar el devenir de estos países por orden.
Primero señalar que el más efímero de todos los estados fue la República de Natal (o Natalia), la cual nació en el este del actual país en 1839 y duró hasta 1844. Apareció en una zona de antigua colonización portuguesa y fue posible gracias a la victoria de los Boers contra los Zulúes en la conocida como batalla de Río Sangriento. Su final estuvo marcado por la llegada de los británicos, los cuales ocuparon el territorio y forzaron a los Boers a desplazarse al norte, hacía el que sería el verdadero núcleo de dos de sus estados.
BOÉRS CONTRA ZULÚES
Al noreste de Natalia encontramos a los Zulúes. Se trata de un grupo étnico africano muy belicoso que saltaron a la fama por la batalla de Isandhlwana en la cual provocaron una importante derrota a las fuerzas coloniales británicas. Su estado imperial, situado como señalé antes justo al norte de la mencionada República de Natal, toma de fecha de partida 1818, año en el cual Shaka Zulú se hizo con el poder de todas las tribus de alrededor.
Posteriormente iniciaron una política expansionista muy belicosa, en la cual pusieron en jaque muchos asentamientos de la zona. A pesar de lo atrasado de su material, sus tácticas militares resultaron ser demoledoras y se ganaron el miedo y el respeto de muchos de sus enemigos. Pero esta política inquietó a los británicos y desembocó en una guerra en la que a pesar de los éxitos iniciales zulúes, acabó en su derrota total y anexión de su país en 1897. A partir de ahí fueron una colonia británica hasta su paso a manos sudafricanas.
ORANGE Y TRANSVAAL
El estado libre de Orange y la República de Transvaal nacieron respectivamente en 1854 y 1857 englobando principalmente población Boer. Ambos países fueron reconocidos internacionalmente y gozaron de una buena economía y estabilidad política. Su éxito les llevó a anexionarse más territorios como Stellaland, Goshen y Nueva República (Klein Vrystaat). Pero el descubrimiento de diamantes en su territorio, sumado a la negativa de someterse al colonialismo británico desembocó en dos guerras que han pasado a la historia como las Guerras de los Boers. La primera, ocurrida entre 1880-1881 en territorio de Transvaal, resultó ser un fracaso británico y demostró el carácter guerrero de los Boers.
Éstos se hicieron expertos en las tácticas de guerrilla y eran reputados francotiradores, lo que fue un suplicio para todas las tropas británicas que se adentraron en su territorio. Pero la segunda tuvo un resultado totalmente opuesto. Tuvo lugar entre 1899 y 1902 e implicó a ambas naciones Boer. Fue el primer conflicto reseñable del siglo XX y trajo como resultado la victoria total británica y unos 75.000 muertos entre militares y civiles. Debido a la dificultad para dominar la zona, los británicos abolieron ambos estados y los agruparon en la conocida como “Colonia de Transvaal y Orange”.
Todas estas colonias anexionadas mencionadas estuvieron formalmente en manos británicas hasta 1910, año en el cual nacería la Unión de Sudáfrica, la cual englobó todos estos países desaparecidos y que han quedado como reliquias históricas.
Sin duda todos estos estados eran en su origen una mezcla espectacular en un territorio remoto. Algunos hechos de sus luchas en la zona han provocado que aún en el siglo XXI las palabras Zulú y Bóer sean conocidas. Actualmente un ejemplo de ello se ve en el idioma Afrikaans (de origen neerlandés) y en los nombres actuales de muchas ciudades del este del país.
¡Hasta la semana que viene!