En la entrada de hoy me he propuesto analizar tres situaciones que habiéndose dado por correctas desde hace mucho tiempo, se ha comprobado que no son del todo ciertas y que en algunos casos vienen a significar lo contrario de lo que se pensaba. Estas tres situaciones son las siguientes:
LOS PULGARES DE LA VIDA Y LA MUERTE
El coliseo estaba abarrotado. La gente, que ocupaba hasta el más mínimo hueco gritaba enfervorecida mientras abajo los dos gladiadores más famosos de la época intercambiaban golpes de espada, que producían violentos sonidos al chocar y que se perdían en la vorágine del edificio consagrado a la lucha. En un momento dado, uno de los gladiadores golpeó con suma virulencia al otro, y éste perdió el control de su cuerpo el tiempo suficiente para que el primero le atravesara el costado con la espada. El gladiador cayó, y el griterío de las masas alcanzó cotas increíbles. En un momento dado, el emperador, se levantó y el coliseo enmudeció. En esos segundos se iba a decidir la suerte del combatiente caído. La emoción por el momento se combinaba con el silencio respetuoso ante las cavilaciones del emperador. Éste, tras haber ordenado sus ideas, alargó su mano, y mirando a ambos gladiadores, la giró con el pulgar apuntando hacia arriba. El silencio fue poco a poco siendo roto por un murmullo que al poco tiempo dio paso a un nuevo griterío. El gladiador, obedeciendo los deseos del emperador, cogió su espada y con ella acabó con la vida del gladiador herido. El emperador no había sido clemente.
Tras esta pequeña dramatización, sé que para muchos el final de la misma no habrá tenido sentido con el gesto interpretado por el emperador. Pero, ¿y si en mi defensa añadiese que por culpa de un cuadro la interpretación general de este hecho ha sido falseada y que este error ha ido arrastrándose y agrandándose en el subconsciente colectivo?
Hay que señalar que este tema ha traído de cabeza a más de un estudioso del tema, y tras muchos intentos y explicaciones aún no hay consenso. Se supone que expresión latina “Pollice Verso” viene a significar pulgar extendido y que tras diversas interpretaciones, su significado se ha ido modificando hasta llegar a interpretarse como “Pulgar hacia abajo”. Si hacemos caso a esta última interpretación, el pulgar hacia abajo vendría a significar la muerte del gladiador herido y es así como ha llegado a nuestra época (y no sólo como la muerte de un gladiador, sino como que actualmente se entiende que al referirse a algo con el pulgar hacia abajo viene a indicar que no es bueno o que es algo negativo).
Pero bueno, hasta ahí las letras, pero antes mencioné que un cuadro había ayudado en este error generalizado. Y este cuadro, pintado en el siglo XIX por un francés llamado Jean-Léon Gérôme, y con el título de “Pollice Verso” ayudó enormemente a marear la perdiz. El cuadro, que podéis ver en la fotografía, es sin duda sencillamente espectacular pues el detalle y el colorido es de una gran calidad visual que sin duda atrae con sólo mirarlo. Pero fijándose uno en las personas vestidas de blanco a las que mira el gladiador, se puede ver que casi todas tienen el pulgar hacia abajo o presentan el puño mientras el gladiador pisotea a un rival al que ha dado muerte. Si combinamos “Pollice verso” con muerte y con el pulgar hacia abajo, tenemos una mezcla que es la que actualmente manejamos (se dice que Ridley Scott a la hora de escribir el guión de Gladiator tuvo este cuadro en sus manos y que el plasmó este error en su película debido a él).
Pero, ¿por qué está mal esta interpretación? La explicación que se suele dar para tacharla de errónea es que el pulgar representa la espada en dos de sus momentos, es decir hacia arriba como desenvainada y lista para el ataque y hacia abajo (o escondido en el puño como se ve en el cuadro) como envainada y guardada. De este modo si uno se fija, ¡la interpretación es justa al contrario! Aunque al revés también la explicación del pulgar-espada tuviese sentido (hacia abajo en señal de espada clavada en el enemigo y hacia arriba en señal de tranquilidad), hay que señalar que se halló un medallón que data del siglo II o III en el cual se observa a un tribunal de batalla con el dedo pulgar metido en el puño y con una inscripción que supuestamente bien traducida, viene a significar que los que estén en la zona de combate serán perdonados (a pesar de este medallón aún sigue siendo tema de debate la interpretación).
El uso generalizado del pulgar hacia arriba con interpretación positiva es de muy posterior a la época romana. Aunque el historiador romano Plinio el Viejo recogiese la expresión como una forma común de mostrar conformidad hacia algo, parece que la expresión se popularizó en los siglos XVI y XVII entre comerciantes ingleses como gesto para mostrar conformidad con las condiciones de negociación.
Por lo tanto, el pulgar hacia arriba que actualmente tomamos en consideración, fue extrapolado al mundo romano con un significado asociado a un tiempo mucho posterior a esta época y luego falseado, supongo que inconscientemente por la interpretación de un pintor.
Sin duda esto me hace reflexionar y pensar en cuantas cosas del pasado las vemos con los ojos de la actualidad y por lo tanto erramos totalmente en su interpretación, llegando a casos como este, en el cual la orientación de un dedo decide la vida de una persona.
CUERNOS EN LA CABEZA
Este error he de reconocer que ha venido siendo subsanado poco a poco, pero aún así hay gente que piensa que sigue pensando que la explicación antigua es correcta.
Para entender el problema hemos de retroceder en el tiempo hasta la época de los vikingos (siglos IX-XI principalmente). Este pueblo, archiconocido por su carácter belicoso y sus viajes en barco ha sufrido otra malinterpretación que ha costado muchos siglos darse cuenta del error. Hasta no hace mucho, se pensaba que en la indumentaria de guerra vikinga eran comunes los cascos con cuernos.
¿Realmente los vikingos luchaban con estos cascos? Y la respuesta es que no. Ya de por sí, era un poco incongruente tener cuernos en el casco, pues ya no sólo introducía un peso extra, sino que podía ser un elemento que ayudase a quedarse enganchado en lugares estrechos o incluso en los lugares más insospechados durante los combates cuerpo a cuerpo, algo que podía provocar inmediatamente la muerte del guerrero.
¿Dónde está el error entonces? Hay dos explicaciones extendidas al respecto.
La primera es que en el siglo XIX (el romanticismo fue un fenómeno muy distorsionador de la historia, pues exageró en gran medida hechos y adornó otros de un modo desmedido), en la ópera “El ocaso de los dioses” de Wagner, los vikingos eran caracterizados con cascos con cuernos, y ante el éxito de esta ópera, la imagen del vikingo tipo con cuernos se fue extendiendo por Europa y por ende en el mundo.
La segunda, que también data de esta época romántica, viene a señalar que tras estudiar las tumbas de vikingos, era común encontrar junto a la cabeza dos formas huecas que se asemejaban a cuernos. Se llegó a pensar que debido al paso del tiempo, la fijación de los cuernos al casco había cedido y por lo tanto se habían separado del mismo. Y esta interpretación siguió pululando por el mundo (se le daba carácter científico y por lo tanto no se dudaba de ella).
¿Pero qué eran estos objetos hallados en las tumbas? Pues ni más ni menos, estas formas o eran vasos, o recipientes para almacenar comida u objetos de valor y en un número inferior de casos, cuernos de llamada. Dentro de la cultura nórdica, parece que estos objetos eran característicos de la persona, pues los acompañaban en su día a día y eran adornados por ejemplo en función de la jerarquía social existente o según la propia persona. Se les consideraba algo tan personal e importante, que era algo de honor enterrar al caído en la batalla o muerto por diversas circunstancias con sus dos cuernos alrededor de la cabeza. Este hecho, ante la falta de textos fáciles de encontrar e interpretar, ayudó en la creación de este mito.
Así que, si los cuernos en los cascos era parte del atuendo que tu cabeza asignaba a los guerreros vikingos, empieza a quitárselos, ya que estos no eran comunes, y en el caso de que existiesen, su uso quedaba muy limitado a temas ceremoniales o decorativos puntuales. Una vez más hay que tener mucho cuidado con las interpretaciones que la historia perpetua sobre algo, y sería conveniente introducirnos en la cabeza que la historia no es algo cerrado, sino algo dinámico que ante nuevos hallazgos puede ser completada o modificada.
EL PRIMER PRESIDENTE DE LOS EEUU
Seguro que es muy desconcertante que llegue a dudar que George Washington fuese el primer presidente de los Estados Unidos, pero alrededor de esta historia que tanto hace enorgullecer a la nación estadounidense existe una puntualización que me gustaría introducir.
Partamos de la base de que la declaración de independencia fue firmada el 4 de julio de 1776, lo que venía a significar el nacimiento de los Estados Unidos de América como nación libre e independiente. Ahora bien, si señalamos que George Washington llegó a ser presidente en 1789, tenemos un desfase de 13 años (si contamos el periodo de paz, tenemos aún así casi 6 años, pues la guerra de independencia contra los británicos acabó en 1783). ¿Pero quién gobernaba el país en esos momentos?
Haciendo un recorrido histórico, el primer organismo de poder establecido antes de la independencia era el conocido como primer congreso continental que actuó entre 1774 y 1775. Posteriormente fue seguido del segundo congreso continental entre 1775 y 1781 y del congreso de la confederación entre 1781 y 1789, momento en el cual tomó el poder el hombre cuya cara aparece en el billete de 1 dólar y que estuvo presente en las decisiones tomadas en todo este tiempo.
Durante estos años, existía una organización de poder clara y definida, siempre con una persona al frente elegida por los delegados de las colonias que presentaban su disconformidad ante el dominio colonial británico. La principal diferencia que puede anular esta interpretación es que durante los congresos continentales, no existía el formato de 4 años de mandato tal y como aún existe hoy, con los mecanismos de desempate y otros específicos que luego sí se dieron. A pesar de ello, las personas que fueron cabeza durante este periodo, tenían la misma responsabilidad extrapolable luego a la iniciada por Washington.
Por lo tanto si tomamos el primer congreso continental como el primer gobierno de una nación a punto de nacer y formada por las colonias discordantes, el honor del primer presidente de los Estados Unidos corresponde a Peyton Randolph (foto). Este personaje, muy oscuro en la historia general de los Estados Unidos dirigió en dos ocasiones (1774 y 1775) las acciones decididas por el congreso continental antes y al principio de la guerra de independencia.
Si seguimos la pista iniciada por Peyton, la lista de personas que dirigieron los primeros organismos políticos del país fueron los siguientes:
- Primer Congreso Continental: Peyton Randolph y Henry Middleton
- Segundo Congreso Continental: Peyton Randolph, John Hancock, Henry Laurens, John Jay, Samuel Huntington, Thomas McKean.
- Congreso de la Confederación: Thomas McKean (continuación del cargo), John Hanson, Elias Boudinot, Thomas Mifflin, Richard Henry Lee, John Hancock (de nuevo), Nathaniel Gorham, Arthur St. Clair y Cyrus Griffin.
Aquellos interesados, Wikipedia tiene una lista completa con las fechas e información extra: http://es.wikipedia.org/wiki/Presidente_del_Congreso_Continental
Analicemos la lista. Si contamos por orden, George Washington sería la persona número 17 en subir al poder como máxima figura de la nación. Si nos fijamos sólo en la persona, sin contar las repeticiones de cargo, es la número 15. Lo más llamativo de todo esto, es que salvo el señor Hancock (foto), los demás son totalmente desconocidos y poco se ha oído de ellos en las múltiples películas o libros que han dado la vuelta al globo.
Ahora bien, con el fin de apurar, si buscamos quien estaba en el poder en el momento de la firma de la declaración de independencia, si tomamos este evento como inicio de los Estados Unidos de América, este honor le tocaría a John Hancock, que precisamente es famoso y reconocido por la firma de la declaración. Y si ya se quiere rizar el rizo y se considera el final de la guerra de independencia como el inicio oficial de la nación, el honor le correspondería a Elias Boudinot.
Sea como sea, queda de manifiesto que si tomamos el concepto de presidente como la persona que dirigió las decisiones de las colonias que se sublevaron y las primeras decisiones de los Estados Unidos, habiendo sido esta persona elegida bajo acuerdo de las mismas colonias, y no tenemos en cuenta formatos electorales, George Washington no sería el primer presidente. Este honor caería en manos de Peyton Randolph o de John Hancock.
Por lo tanto, sería interesante analizar este periodo y darles también crédito (ya sea positivo o negativo) a estas personas que ocuparon puestos de importancia en el nacimiento de la nación que hoy en día se dice que si estornuda, el mundo entero se tambalea, con permiso claro está, de China.
CONCLUSIÓN
Para terminar, quisiera señalar que dos son las razones básicas que provocan estos errores es por un lado intentar explicar hechos pasados con la mentalidad, costumbres e interpretaciones de la época actual (valores que en muchos casos no coinciden para nada con los pasados) y por otro tener una mentalidad muy cerrada respecto a la historia de modo que ante nuevos hallazgos que la cambian, suele haber mucha resistencia a aceptar los nuevos cambios (suponiendo claro está que estos sean ciertos).
Nos vemos la semana que viene 😉