EL MAESTRO JUAN ANTONIO CEBRIÁN
Cada 20 de octubre, es una fecha que me recuerda un aniversario que me entristece. Ese mismo día pero del año 2007, nos dejó una de esas personas grandes, de enorme valor. Alguien que, con su incansable espíritu, ayudó a acercar la historia a muchos hogares de España. Aquel día de 2007, a la hora de su programa, su voz no apareció. En su lugar, un reportero de la cadena anunció su defunción y le dedicó un homenaje digno de su persona.
La noticia fue una bomba en el mundillo. Para todos aquellos que amamos la historia, era algo difícil de asumir. Perder a Cebrián era perder una voz maravillosa. Y es que la forma y la pasión con la que narraba hechos y aventuras, conseguía atrapar al oyente y hacerle aprender. Esto es algo de lo que muy pocos periodistas pueden y podrán presumir.
Si miramos la carrera de Juan Antonio Cebrián, fue densa, dirigiendo varios programas de radio, principalmente en la cadena Onda Cero. Recuerdo aún el día que lo descubrí una noche, sintonizando una radio. El azar quiso que mi dial se parase en uno de sus programas, la Rosa de los Vientos. Aquel programa, me causó tan buena impresión que intenté buscarlo por internet. Y seguí buscando hasta que hallé la que yo considero que fue, es y será su obra maestra para toda la eternidad; Sus pasajes de la historia.
LOS PASAJES DE LA HISTORIA DE CEBRIÁN
Jamás he oído contar hechos, batallas, personajes y curiosidades de la historia de un modo tan ameno, entretenido e instructivo y riguroso. Cualquier sucesión de hechos históricos en las manos de Cebrián se convertía inmediatamente en algo épico. No era sólo por cómo contaba los hechos, ni por cómo sabía escoger las palabras precisas para sus narraciones. Además, Cebrián conseguía transmitir al oyente la misma pasión que él sentía sobre lo que contaba. Y como broche dorado, todo quedaba engalanado por excelentes piezas musicales. He de reconocer que descubrí piezas musicales increíbles, música que ha pasado a formar parte de mi lista de canciones favoritas.
Sólo la muerte podía evitar que completaras unos programas de ensueño, y eso trágicamente fue lo que ocurrió. La parca te encontró y nos arrancó tu presencia de esta vida, dejando a nuestros oídos huérfanos de escuchar tu voz. Pero la muerte nunca podrá llevarse el esfuerzo de tu trabajo y tus ganas de divulgar. Esto permanecerá para siempre en la memoria de las personas que saben apreciar lo que hiciste.
Estoy seguro de que este pequeño y humilde homenaje que te dedico no llega a la altura de tu grandeza. Pero es mi forma de darte las gracias por hablarnos de Álvaro de Bazán, de Blas de Lezo, de los almogávares, de los vikingos, de Catalina de Erauso, de Almanzor… y así hasta englobar todos los personajes y hechos de los que hablaste.
CONCLUSIÓN
Sinceramente aunque es duro recordar tu muerte, prefiero quedarme con la fuerza de tu trabajo, que perdurará para siempre. Aún sigo escuchando tus maravillosos pasajes de la historia, y cada vez que termina uno, dentro de mí surgen las palabras para decir ¡Grande Cebrián! ¡Gracias Cebrián! ¡Hasta siempre Cebrián! ¡Fuerza y honor!