EL FIN DEL MUNDO, ¿OTRA VEZ?
Aunque en el fondo sepamos las enormemente graves consecuencias que puede tener tanto para la vida como para el universo, las teorías del fin del mundo gozan de mucha popularidad en la sociedad actual (y visto la cantidad que ha habido a lo largo de la historia, también en el pasado). Y es que si nos ponemos a pensar, sumando las profecías de Nostradamus, de otras decenas de personas, las profecías religiosas y las medioambientales, el mundo se tenía que haber acabado varios cientos de veces.
Pero dentro de estas profecías, existe un conjunto de ellas que trata sobre algún suceso que ha acabado con el sistema mundial actual y en consonancia los seres humanos supervivientes deben vivir en un mundo post-apocalíptico. Esta variedad es muy apoyada por la literatura (La carretera, El canto del cisne…), los videojuegos (The last of us, la saga Fallout…) y la gran pantalla (El día de mañana, La guerra de los mundos, El libro de Eli, Oblivion, The Walking Dead, 28 días después….). No importa si la razón es una guerra, una invasión alienígena, una infección vírica o una serie de desastres naturales, porque el efecto siempre es el mismo.
Tanta abusiva información sobre lo mismo genera por un lado un acostumbramiento (hace que veamos estos temas como normales y del día a día alejando la cruda realidad de lo que significan) y por otro lado genera una sensación falsa de que si algo de esto ocurriese estamos 100% capacitados a sobrevivir sin muchos problemas como vemos a los protagonistas de estos mundos post-apocalípticos.
Hace poco me acabe un libro titulado El canto del Cisne (Swan Song) escrito por Robert McCammon a finales de los años 80 y que trata sobre unos Estados Unidos arrasados por bombas atómicas en una supuesta guerra con la Unión Soviética (por cierto este autor aunque no ha gozado de tanta fama como Stephen King, sus novelas de terror son bastante buenas y en algunos casos de culto dentro del género). La novela es muy entretenida y recomendable aunque algo complicada de encontrar (benditas tiendas de segunda mano).
Los pocos supervivientes del holocausto nuclear, tras ver destrozadas sus vidas y todo lo que les rodea, deben aprender a sobrevivir reorganizando su día a día. Esta reorganización consiste principalmente en:
Búsqueda de alimento y sobre todo agua. Resulta obvio decir que sin comida y agua no podemos sobrevivir, aunque hay que señalar que el agua es mucho más importante. En algunos manuales de supervivencia se recomienda no comer si no se tiene agua, ya que si no, la digestión puede ser un problema muy serio. Los principales almacenes de comida son los primeros objetivos saqueados, de modo que el riesgo de conflicto en esos sitios es muy elevado. Controlar la comida, o las fuentes de agua potable, se convierte en algo estratégico para la supervivencia y al mismo tiempo un foco muy importante de muerte debido a las luchas que se originarán por su control.
Buscar un refugio. Aunque nos estemos desplazando, es necesario encontrar cada día un refugio seguro, donde uno pueda pasar desapercibido, donde el viento no suponga un problema, estemos calientes y no atraigamos visitantes inesperados. Por lo tanto la madera se convierte en nuestro mejor amigo para hacer un fuego.
Evitar caminar por zonas donde uno pueda ser fácilmente emboscasdo y atacado, de modo que se han de evitar los grandes caminos (en el caso de querer seguirlos se debe hacer a una cierta distancia de ellos).
Evitar las grandes masificaciones de personas es también una buena idea debido a que en estas zonas el riesgo de ataques o problemas es mucho mayor, sobretodo si los suministros son escasos.
Aunque llevar armas pueda parecer algo indispensable, hay que tener en cuenta que es mejor llevar pocas armas, que requieran un mantenimiento básico, y sobre todo que sepamos como usarlas. Uno de los errores que nos enseñan las películas, es que cualquier arma puede disparar sin problemas, sin encasquillarse, sin mantenimiento y sin nada. El no tener un arma a punto puede ser la causa de una muerte rápida. Y si uno piensa en ir armado hasta las cejas, debe saber que eso resta movilidad y además hay que saber que ante situaciones de peligro, no vamos a ser capaces de utilizarlas todas. Así que un buen cuchillo multiusos y una pistola pueden ser más que suficientes.
Respecto a llevar carros y otros elementos con muchas provisiones, hay que señalar que si disponemos de poca comida, cuanto más cargados vayamos, más esfuerzo haremos y por tanto mayores serán las necesidades de consumo de alimento, mayor el ruido al desplazarnos y mayor el riesgo de ser atacado por indeseables.
Viendo los riesgos que genera este tipo de situaciones, a uno se le quitan las ganas de sentirse atraído por estos mundos post-apocalípticas, ya que conllevan renunciar a muchas de las comodidades que hoy consideramos como indispensables. Y otra cosa, debido a que la sociedad actual le da la espalda a la naturaleza, y que en estas situaciones es de ella más que nunca de la que debemos servinos para sobrevivir, posiblemente no seríamos capaces de mantenernos mucho tiempo con vida. Así que, mejor en casa viendo las películas o leyendo los libros al respecto, que siendo protagonistas de esos desastres.