¿UNA NUEVA BANDERA NEOZELANDESA?
Quien sea seguidor de este blog sabrá de sobra mi interés por las banderas. En parte radica porque han sido un elemento con un simbolismo importantísimo a lo largo de la historia. Desde hace milenios se han usado diversas representaciones con un mismo objetivo: Referirse a una comunidad de personas con unas características en común. Las banderas son elementos de unión, de encuentro, de tradición, de historia, de mitos y leyendas… Cada uno puede darle la importancia que quiera, pero estoy seguro de que a lo largo de su vida acabará haciendo uso de su simbolismo. Es algo completamente normal. Por lo tanto, un cambio en la bandera de un país no es una acción simple. Es cambiar cómo te representarán en eventos oficiales, deportivos y en definitiva, en el mundo.
Y aquí es donde entra en juego la bandera de Nueva Zelanda. El paradisíaco país donde se rodó entre otras cosas el señor de los anillos ha decidido cambiar su bandera. Como consecuencia hizo un llamamiento público para recibir propuestas. Recibieron miles. Y al final una seleccionada competirá con la actual por el privilegio de ondear en sus pabellones. Pero vayamos por partes.
LA PRIMERA BANDERA NEOZELANDESA
La historia del país como imagináis quedó muy marcada con la llegada de los colonos europeos. Españoles, holandeses, franceses e ingleses surcaron sus aguas y mostraron su interés por ella. Recordad en este punto que Zelanda es una provincia de los Países Bajos, así que de paso despejamos dudas del origen del nombre.
Tras establecerse los primeros asentamientos británicos a finales del siglo XVIII y principios del XIX, se hizo patente que se necesitaba una bandera. Como ha ocurrido tantas otras veces, el comercio marítimo necesitaba barcos, y éstos de una enseña que los identificase en alta mar. Aunque no están muy claros los hechos, hubo algunos problemas con embarcaciones maoríes o por no usar ninguna bandera oficial, o utilizar la británica. ¿Por qué no podían utilizarla? Fundamentalmente porque Nueva Zelanda se trataba de una colonia, y este status no le permitía su uso.
Estas y supongo que otras razones (que también irían ligadas al comercio) provocaron la aparición de la primera bandera en el país. Año 1834; James Busby, un representante británico en las islas llegó al siguiente acuerdo con los maoríes: A cambio de la protección ante ataques de otras potencias europeas, los maoríes reconocerían la presencia británica. Esto se traduciría en 1835 en la declaración de independencia de Nueva Zelanda, naciendo como nación. Paralelamente a todo este proceso, las tribus maoríes acordaron el uso de una bandera, conocida como “La bandera de las tribus unidas de Nueva Zelanda”.
Pero avancemos un poco más. Pese a que pueda parecer que este proceso fue pacífico, no fue así. Los pueblos maoríes no estaban unidos y muchos rechazaban la ocupación extranjera. Esto desembocaba en acciones subversivas, encontronazos y en definitiva muertes. Viendo los británicos que a la larga se les podía formar un avispero, decidieron cambiar la táctica.
Y el resultado de esta nueva táctica llegó en 1940, con la firma del tratado de Waitangi. El mismo estableció por un lado un gobernador británico en Nueva Zelanda y por otro afectó a los maoríes de la siguiente manera: Se les reconocía la posesión de sus tierras y se les declaraba súbditos británicos con todos sus derechos. De este modo pasaban a ser territorio nacional británico y la Union Jack, se convertía en su bandera oficial.
NACIMIENTO DE LA ACTUAL BANDERA DE NUEVA ZELANDA
Muchas eran las colonias y todas con la misma enseña, lo que se traducía en caos. Con el fin de ayudar en su diferenciación, los británicos crearon en 1865 el llamado Acta Colonial de Defensa Naval. El mismo establecía que todo barco de una colonia británica debía utilizar la bandera de la Royal Navy con un identificador propio. Esta bandera básica partía de un fondo azul con la Union Jack en la parte superior izquierda. Pero surgía entonces la necesidad de buscar un símbolo que identificase a Nueva Zelanda.
La primera solución fue poner en rojo en la parte inferior derecha las letras NZ (New Zealand, Nueva Zelanda). Pero esta solución, adoptada oficialmente en 1867, era poco elegante. Por eso dos años más tarde, Albert Hastings Markham, teniente del navío HMS Blanche, propuso sustituir la NZ por la Cruz del Sur (con cuatro estrellas). Al aprobarse su diseño, nacía así la actual bandera del país. Como curiosidad, pese a ser aprobada en 1869, no fue declarada como la bandera nacional del país hasta 33 años más tarde, en 1902.
¿Por qué la Cruz del Sur? La razón la encontramos al observar que esta constelación, visible en el hemisferio sur, fue durante siglos utilizada tanto por los maoríes como por los navegantes europeos para orientarse. Por lo tanto es un símbolo místico de conexión del país con las estrellas y en definitiva, el universo.
En este punto me gustaría señalar que no sólo Nueva Zelanda se “apropió” de esta constelación. La misma la encontramos en la bandera de Australia, Papúa Nueva Guinea y Samoa. En definitiva, es otro ejemplo más de la importancia que tuvo esta constelación para orientarse en esta parte del planeta
¿POR QUÉ UNA NUEVA BANDERA?
Vale, hasta ahora todo ha sido muy bonito y emotivo. Pero entonces, ¿por qué se quiere cambiar la bandera?
En internet he podido observar muchas razones, pero fundamentalmente las más comunes son las siguientes:
- Su enorme parecido con la bandera australiana. Si os fijáis, el cambio fundamental es el color de las estrellas de la Cruz del Sur. Para algunos neozelandeses esto alimenta un supuesto complejo de verse como la vecina menor de Australia. Además influye el hecho de que se suelen confundir sus banderas en multitud de ocasiones.
- La bandera actual tiene una clarísima referencia al pasado colonial de las islas. Nueva Zelanda no se ve ya como una colonia de Gran Bretaña y les gustaría por lo tanto quitar esa referencia de su bandera.
- Con el auge de la concienciación hacia los pueblos maoríes, se piensa que la bandera los representa escasamente. Desde hace algún tiempo se puede afirmar que lo maorí está de moda (por ejemplo fijaros la repercusión de la “haka”, el baile maorí que ejecutan antes de los partidos de rugby). Los neozelandeses creen que si no se les representa correctamente, se trata de una injusticia.
- No hay nada en ella que la conecte directamente con algo característico del país, es decir, que incluya la esencia del mismo.
Sumando estas razones y como dije al principio de la entrada, el gobierno neozelandés sacó a concurso un nuevo diseño. Se recibieron más de 10.000 modelos, siendo titánica la labor de ir filtrándolas. Mediante un sistema de preselección, corte y votaciones, se han ido reduciendo las propuestas hasta llegar solo a una. A continuación os dejo una imagen con muchos ejemplos que llegaron lejos.
LA BANDERA PROPUESTA PARA NUEVA ZELANDA
Llegamos por fin al diseño ganador, realizado por Kyle Lockwood:
Si os fijáis, es una solución intermedia. Mantiene la Cruz del Sur en el mismo lugar, pero añade un color y cambia la Union Jack por una rama de helecho (eliminando la referencia colonial). El helecho es árbol muy típico en el país y es visto por los neozelandeses como un símbolo de la naturaleza de sus tierras. El azul representaría los mares y océanos que rodean a sus islas y el negro tiene varias connotaciones. Se dice que el mismo representa a los pueblos maoríes y sus tradiciones, aunque otros lo relacionan con el equipo de rugby.
Y es que son muchos los que aseguran que este diseño es el resultado de combinar la bandera actual con la enseña de su equipo de rugby, los exitosos “All Blacks”, orgullo de la nación. Decidan ustedes mismos.
En definitiva, el nuevo diseño competirá en un referéndum vinculante en marzo de 2016 con la actual bandera. Los neozelandeses deberán por lo tanto elegir entre el cambio o la tradición. ¿Qué pensáis que ocurrirá? Personalmente creo que ganará la nueva enseña.
ACTUALIZACIÓN
Tras someterse a referéndum, el pueblo neozelandés votó por continuar utilizando la misma bandera. Por lo tanto seguirán utilizando el mismo símbolo como representación ante el mundo.
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¡Hasta la semana que viene!